Un tribunal de Pakistán encausó hoy al expresidente y jefe del ejército Pervez Musharraf por el asesinato en 2007 de la ex primera ministra Benazir Bhutto, profundizando la caída de quien alguna una vez fue una figura poderosa y que regresó este año al país a participar en las elecciones.
La decisión del tribunal en Rawalpindi representa la primera vez que Musharraf, o cualquier exjefe de las fuerzas armadas, es encausado por un delito.
Musharraf, quien asumió el poder en un golpe de Estado en 1999 y renunció al cargo en desgracia casi una década después, ahora enfrenta una letanía de problemas que en muchas maneras ha roto los tabúes sobre la inviolabilidad del Ejército, llegado a considerar sacrosanto en la sociedad paquistaní.
El fiscal Chaudry Muhamed Azhar dijo que los cargos incluyen asesinato, conspiración para cometer un asesinato y facilitación para asesinar.
Afsha Adil, integrante del equipo legal del ex mandatario, dijo que Musharraf, quien se presentó a la audiencia matutina, se declaró inocente.
Bhutto murió en un ataque con arma y explosivos en 2007 durante un mitin en la ciudad de Rawalpindi, ciudad hermana de la capital Islamabad.
Los fiscales han dicho que Musharraf, quien era presidente en ese entonces, no le proporcionó la protección adecuada.
El juez fijó para el 27 de agosto la siguiente audiencia, en la que se deberá presentar evidencia.
Musharraf regresó a Pakistán en marzo, casi cuatro años después de estar fuera del país y prometió participar en las elecciones de mayo. Pero carece de apoyo popular en el país y desde su regreso ha enfrentado una letanía de cargos relacionados con su gobierno.
Ha estado confinado en su casa a las afueras de Islamabad, derivado de sus problemas legales, y el martes llegó a la corte en medio de una estricta seguridad.
Además del caso de Bhutto, Musharraf está involucrado en un caso relacionado con la detención de jueces en 2007 y con la muerte de un líder nacionalista de la provincia de Baluchistán.
También enfrenta amenazas del Talibán paquistaní, el cual trató de asesinarlo dos veces siendo presidente y prometió volverlo a intentar si Musharraf regresaba.