No cabe duda que hay muchos seres humanos llevados por mal, destacándose los políticos, puesto que no hay modo que entiendan que perjudican el medio ambiente pintarrajeando cuanto espacio encuentren libre, sea de la comunidad o privada. No importa si las pancartas, anuncios, fotografías, letreros o como se llamen, afean o estropean el paisaje y hasta perjudican lo que no es suyo. Fue muy notorio que por los antecedentes que a todos constan, los salvadoreños abandonaron la buena costumbre de venir a pasar el descanso de sus ferias agostinas con nosotros y porque ¿qué otra cosa distinta podían encontrar en Guatemala, sino la misma sucia y deteriorada imagen que damos a nuestros visitantes, gracias al descuido e indolencia de las autoridades, por más cosmética que les impriman?
Diario La Hora publicó recientemente la noticia que el Ministerio de Ambiente exigiría a los partidos retirar (incluyendo despintar) la propaganda electoral después de realizados los comicios, cosa que no había advertido antes, hasta que el Tribunal Supremo Electoral prohibiera el uso de piedras, paredes, barandas de puentes, árboles y postes, violando con ello el llamado «acuerdo» a que habían llegado previamente. En otras palabras, ha quedado demostrado una vez más que un convenio, acuerdo o pacto político, al décimo de segundo después de haber sido firmado, sus firmantes se lo pasan por el arco del triunfo. De ahí mi propuesta concreta de ¡meterlos a la cárcel a la primera de cambios! De lo contrario, seguiremos en las mismas de siempre, igualito que sus promesas electorales, como aquella que al terminar su mandato no iban a salir disparados a meterse debajo de las enaguas del Parlacen.
La publicación de La Hora, a la que me he venido refiriendo, también decía que las autoridades del Ambiente habían hecho la denuncia correspondiente al Ministerio Público, pero, disculpen, ¿será posible que esta dependencia vaya a cumplir con la obligación fundamental de velar por el estricto cumplimiento de las leyes del país, cosa que tiene rato de estarle importando un pito? De ahí que insista en que la parte coercitiva de la ley sea vitalmente importante y porque si tomamos en cuenta la premisa señalada al principio de este comentario, sin la amenaza de que el candidato puede ir a pasar el resto de su campaña electoral en el tambo, la inmundicia en que ahora vivimos va a ser cosa de siempre.
Nada extraño sería encontrarse con un político quien, después de leer o enterarse de este comentario, manifestara que no hay que ser tan severo o drástico, que perjudicar nuestro medio ambiente al fin y al cabo no es primera vez que ocurre. Sólo así podría comprender que hasta el mismo Lincoln haya dicho: «La más estricta justicia no creo que sea siempre la mejor política».