En ví­speras de eventual prohibición histórica de corridas de toros


Las tradicionales corridas de toros en España podrí­an ser prohibidas en Cataluña. FOTO LA HORA: AFP ALBERTO SIMON

El mundo taurino español estaba con las espadas en alto hoy en ví­speras de un voto parlamentario que podrí­a prohibir las corridas de toros en Cataluña y dar una victoria histórica a los perseverantes enemigos de la tauromaquia.


El parlamento regional de Cataluña decidirá el miércoles con sus votos si prohí­be o no las lidias de toros en esta rica región del noreste de España, como pide una Iniciativa legislativa popular (ILP).

Los últimos cálculos de especialistas parecí­an presagiar que una mayorí­a de los 135 parlamentarios catalanes se pronunciarí­an a favor de la prohibición de las corridas, un golpe muy duro para la secular tradición de la «Fiesta» española.

En caso de éxito de la ILP, Cataluña serí­a la segunda región española que prohí­ba la tauromaquia, después del archipiélago de las Canarias que lo hizo a partir de 1991, con el riesgo de un contagio al que mayormente temen los taurinos.

Partidarios y opositores a las corridas estaban movilizados ante un voto que se anuncia muy ajustado y cuyos trasfondos polí­ticos relacionados con el nacionalismo catalán ya fueron denunciados por los defensores de la tauromaquia.

El tema se ha convertido en una «cuestión polí­tica» en una región en la que «la idea es proscribir lo español de Cataluña», condenaba el martes en su editorial el diario madrileño El Mundo (derecha).

La cuestión está presente desde hace varios dí­as en los medios conservadores, que ven en la posible prohibición una voluntad de revancha de los polí­ticos catalanes, después de la reciente y polémica sentencia del Tribunal constitucional recortando algunos aspectos del estatuto de autonomí­a ampliada de la región.

En lugar de un voto socialista inicialmente previsto en contra de la prohibición que habrí­a garantizado sin duda un rechazo de la ILP, el presidente autonómico socialista José Montilla dio libertad de voto a los 37 parlementarios socialistas.

Pero los opositores a las corridas, cada vez más numerosos en Cataluña y apoyados por importantes grupos internacionales en defensas de los animales, recuerdan que esta tradición está en decadencia en la región, donde solamente se siguen organizando en la plaza Monumental de Barcelona.

La ILP promovida por la plataforma «Prou!» (basta!) recogió el año pasado más de 180.000 firmas para reclamar la revisión de una ley catalana que prohí­be matar o maltratar a los animales en espectáculos públicos, a excepción de las corridas de toros.

Y la movilización internacional fue también fuerte, proveniendo de organizaciones pro animales que reclaman la prohibición de esta práctica «cruel y obsoleta».

La Sociedad mundial para la protección de los animales (WSPA) envió el lunes al parlamento catalán una carta con 140.000 firmas para apoyar el pedido de prohibición.

El voto tendrá lugar en una coyuntura difí­cil para el sector taurino en España, que genera unos 40.000 empleos y miles de millones de euros de ingresos cada año, pero que sufre desde el 2009 los efectos perniciosos de la crisis económica.

Varias regiones españolas, entre las cuales la de Madrid, anunciaron debido al debate catalán, su intención de inscribir la tauromaquia en su «patrimonio cultural» para proteger la tradición, pero los anti taurinos también van ganando terreno.

A la espera de un sobresalto de último minuto, los defensores franceses de la tauromaquia, provenientes del paí­s vecino donde se mantiene muy viva, también se sumaron al debate.

Hay que defender la libertad de elección y esta «pasión común» cultural franco-española, «que nadie tiene el derecho de prohibir», sostuvo el martes en el diario La Razón, el torero francés Juan Bautista (Jean-Baptiste Jalabert).