Si se nos ocurre ser bomberos tendremos forzosamente que ser entrenados y capacitados antes de ir a combatir un voraz incendio. Sin preparación, estaríamos sujetos a grandes riesgos y hasta podríamos morir achicharrados. Prevenir accidentes o combatirlos es igual, ¡es cosa seria! Para ejecutar la tarea hay que prepararse a fondo, no es cuestión de montar payasadas en un ocasional retén, promover la llegada de reporteros para que hagan las tomas respectivas y así querer demostrar que la gran mayoría de autobuses extraurbanos trabajan bajo condiciones peligrosas. Eso ya lo sabemos todos, pero ¿qué hay de la supervisión permanente para que no se cometan actos peligrosos, como del previo análisis estadístico de las causas, para citar sólo dos ejemplos de la improvisación con que se está trabajando la materia?
¿Sabía usted que los buses de modelos más recientes pueden ser causa de mayores accidentes en vez de las «viejitas» unidades? Porque los choferes (también por falta de capacitación) si bien es cierto son ignorantes en materia preventiva, saben que con las «nuevecitas» pueden darle más rienda suelta a sus instintos corriendo a velocidades peligrosas, sobrecargando las unidades, rebasando en curvas y tantas más barrabasadas que cometen a diario. De esa cuenta, muy dramático podrá ser comprobar que los autobuses llevan llantas lisas o que a su carrocería poco le falta para que se caiga en pedazos, pero no es la forma técnica adecuada y efectiva para velar por la seguridad de los guatemaltecos.
En días de fiesta, esa misma payasada, la vienen practicando los gobiernos para que no digan que no hacen nada, cuando es su obligación hacerlo las 24 horas, los 365 días del año, en cada rincón de la República, de lo contrario no logran que los índices se reduzcan o al menos se contengan. Cuando en mi juventud fui nombrado jefe de la dependencia encargada de prevenir accidentes en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, no asumí el cargo de la noche a la mañana, por amiguismo o compadrazgo, me había preparado durante muchos años en cargos menores hasta llegar a responsabilizarme de la dirección de avezados y seriamente preparados supervisores. Empezábamos averiguando la capacidad de los conductores a través de un eficaz examen psico-técnico y terminábamos diseñando campañas publicitarias para formar toda una cultura de prevención, la que los chapines dejamos tirada en cualquier sitio de tantos que abundan por doquier. Debe hacerse notar, que como resultante del empirismo con que se ha venido trabajando la prevención de accidentes en Guatemala, se ha estado aplicando el método de aplicar la sanción, antes que la educación y formación. Sistema impropio que no rinde los resultados que se buscan de efectividad a largo plazo.