En Parí­s, el Papa condena los «í­dolos» contemporáneos


El Papa Benedicto XVI saluda a los fieles que acudieron a la misa en Parí­s. El Papa se encuentra en el segundo dí­a de su visita a Francia; por la tarde, Su Santidad viajará a Lourdes para hacer la peregrinación al lugar donde apareció la Virgen.

El papa Benedicto XVI condenó hoy lo que llamó los «í­dolos contemporáneos», entre los que citó el afán de dinero, de poder y de saber, en la misa que ofició en la explanada de los Inválidos de Parí­s ante unas 260 mil personas, antes de viajar a Lourdes.


«Â¿Acaso nuestro mundo contemporáneo no crea sus propios í­dolos? ¿No imita, quizás sin saberlo, a los paganos de la antigí¼edad, desviando al hombre de su verdadero fin de vivir siempre por Dios?», se preguntó el Papa en su sermón.

«La codicia insaciable es una idolatrí­a» y «el amor al dinero es la raí­z de todos los males» afirmó el Sumo Pontí­fice, citando a San Pablo.

«El dinero, el afán de tener, de poder e incluso de saber, ¿acaso no desví­an al hombre de su fin verdadero, de su propia verdad?», planteó.

«El único Dios, Padre, Hijo y Espí­ritu Santo, ha creado la razón y nos da la fe, proponiendo a nuestra libertad que la reciba como un don precioso. Lo que desencamina al hombre de esta perspectiva es el culto a los í­dolos, y la razón misma puede fabricar í­dolos».

Benedicto XVI hizo también un llamamiento a las vocaciones religiosas, que conocen un constante descenso en Francia como en otros paí­ses de Europa.

«Permitidme hacer un llamamiento esperanzado a la fe y a la generosidad de los jóvenes que se plantean la cuestión de la vocación religiosa o sacerdotal», dijo el Papa en su sermón.

«Â¡No tengáis miedo! ¡No tengáis miedo de dar la vida a Cristo!», lanzó a la multitud, pidiendo a los «jóvenes» y «no tan jóvenes» que no dejen «sin respuesta la llamada de Cristo».

Actualmente hay en Francia 15.440 sacerdotes diocesanos, es decir, que trabajan en las parroquias, contra 16.859 en 2004 y 37.555 en 1970. En 2007 hubo sólo 101 ordenaciones, una cifra que no compensa las bajas por jubilación o fallecimiento.

La misa en la explanada de los Inválidos empezó hacia las 10H00 (08H00 GMT), y se prolongó durante dos horas. A ella asistieron el primer ministro, Franí§ois Fillon, y varios miembros de su gobierno.

Miles de asistentes habí­an pasado la noche en el lugar, al que llegaron procedentes de Notre Dame en una procesión de antorchas en la que participaron 40.000 personas.

«Estamos un poco dormidos, pero contentos de ver al Papa», confesaba este sábado Juliette Loobuyck, de 18 años, una scout de Reims (nordeste), que durmió en los Inválidos.

«Si queremos que la Iglesia siga viva, es importante que esté aquí­, y que nosotros estemos aquí­ también», argumentó.

Según la diócesis de Parí­s, habí­a 200.000 personas en los Inválidos y el vecino puente de Alejandro III, y otras 60.000 en la cercana plaza Vauban, donde se habí­an instalado pantallas gigantes.

Después de un primera dí­a consagrado a la sociedad civil, con sendos discursos en el Elí­seo y el colegio medieval de los Bernardinos, la segunda jornada de la visita a Francia tuvo un carácter más religioso que alcanzará su cénit en Lourdes, en el sudoeste, con la peregrinación en «papamóvil» por las diferentes etapas de la vida de Bernardette Soubirous.

Soubirous es la pastora a la que se le apreció dieciocho veces la Virgen Marí­a -según la tradición católica- en 1858, hace ahora 150 años.

El Papa pasará dos dí­as en Lourdes antes de volver a Roma el lunes, completando así­ su primera visita pontifical a Francia.

Con sus seis millones de peregrinos anuales, Lourdes es el segundo lugar santo del catolicismo más visitado del mundo después de Roma.

PROTESTA


Militantes de la asociación de lucha contra el sida Act-Up desplegaron el sábado en Parí­s una banderola y cubrieron las escalinatas que llevan a la basí­lica del Sagrado Corazón con una tela negra y rosada, para protestar contra la visita de Benedicto XVI en Francia.

Una banderola con la inscripción «el condón es la vida» fue instalada durante la mañana en las escalinatas que llevan al célebre monumento en la colina de Montmartre, al norte de Parí­s.

Seguidamente, otros manifestantes extendieron una inmensa tela negra con bordes rosados.

Act-Up denunció, entre otros, los llamados del Benedicto XVI, como de sus predecesores, a no utilizar preservativos, una posición «criminal», según la asociación, si se tiene en cuenta los estragos que aún provoca el sida en el mundo.

En la ví­spera, unas 500 personas, según la policí­a y los organizadores, se manifestaron en Parí­s contra la visita del papa Benedicto XVI, convocadas por un colectivo de asociaciones llamado «Manda a paseo a tu Papa» («Remballe ton Pape»).

Los manifestantes reclamaron contra «la intromisión de la Iglesia en la polí­tica» y por el «acceso libre y la gratuidad total de todos los medios anticonceptivos y el aborto», según los panfletos repartidos en el acto.

La protesta duró una hora y media. El colectivo que la organizó reúne a partidos y asociaciones como la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) y Alternativa Libertaria.