Indiscutiblemente, es importante para los ciudadanos el documento único de identificación que está extendiendo el Registro Nacional de Personas.
Hay varios puntos de la capital donde está realizando sus actividades el Renap, y eso puede estar expeditando el trabajo en beneficio de los ciudadanos.
En los demás lugares de la República también se está haciendo la labor de registro de los guatemaltecos afectos a obtener el nuevo documento.
La población anda ya por los trece millones, y es lógico suponer que son varios los millones de ciudadanos que deben sacar el mencionado documento. En los puestos del Renap se forman a diario enormes colas de solicitantes dispuestos a inscribirse. Será muy difícil que en poco tiempo se inscriban todos, por lo que habrá necesidad de una prórroga.
Tanto los no pocos jóvenes como los añosos ciudadanos están teniendo dificultades para adquirir el documento de identificación personal de referencia.
Las personas que han rebasado la «barrera del sonido» -que pueden ser las menos-, o sean las de la tercera edad (de más de 60, 70 u 80 años), no fácilmente se hacen del documento de identificación que tiene validez para hacer cualesquiera gestiones ante las dependencias burocráticas estatales y municipales y, también, para identificarse ante policías y otras autoridades.
Abundan los casos de guatemaltecos que ya no pueden obtener certificaciones de nacimiento porque han desaparecido los apolillados libros respectivos en los registros que manejan las municipalidades.
En los lugares donde opera el Renap se ponen muchas trabas a los adultos mayores. Las certificaciones de nacimiento extendidas algún tiempo atrás, o sean las no recientes, suscitan dudas entre los empleados de la citada entidad de nuevos oleajes… Tienen que consultar a los registros de vecindad de las comunas del país. Entretanto, pasan los días, las semanas y los meses, sin inscribir a las personas que han presentado los atestados para ser inscritas. Eso es, a juicio de muchos ciudadanos, no sólo engorroso, sino a la vez oneroso y, si se quiere, oficioso. No vale la fe de edad extendida no recientemente, ni la cédula de vecindad, ni los pasaportes. Talvez se piensa que todo ha sido falsificado…
Si los registros en mención, de las municipalidades, contestan al Renap que no aparecen ya las inscripciones de nacimiento de las personas, se indica frescamente a los interesados que se aboquen a unas oficinas, con personal de mando, para solicitar la reposición de las partidas de nacimiento. Entonces se sufren otras molestias y, asimismo, hay que sacar el pistillo para pagar el precio de un documento «fehaciente», incluso los honorarios de un notario que dé fe, con testigos idóneos, no jureros, coetáneos de los interesados, para que declaren que tal o cual ciudadano o ciudadana vino a este mundo loco en que vivimos o medio vivimos, en la fecha anotada en documentos que originan las dudas en el Renap.
Es de recordar que durante el conflicto armado, que dejó de chisporrotear a finales de la pasada centuria, algunos registros de cédulas de vecindad fueron quemados, y eso ha ocasionado muchos problemas a tirios y troyanos.
¡Así andan las cosas en perjuicio de las personas que, por la gracia de Dios, han arribado a la tercera edad! Y decimos esto pensando en que muchos seres humanos, en plena juventud y aún en la niñez, están muriendo a consecuencia de la violencia imparable que nos tiene en un funesto callejón sin salida.
Lo positivo y plausible sería que el Registro Nacional de Personas procediera, en sus actividades, con ánimo de facilitar la inscripción, no de dificultarla, sobre todo cuando las cosas están claras como la luz del astro-rey.
Las certificaciones de nacimiento, expedidas antes de desaparecer o de ser destruidos los libros en que fueron asentadas las partidas correspondientes, son las que provocan los problemas en mención a quienes quieren inscribirse en el Renap. Los funcionarios de mando de ese ente burocrático deben cursar sus oficios con instrucciones expresas, claras y precisas, orientadas a facilitar las inscripciones, no a seguir dificultándolas.
Varias son las personas que nos han manifestado su enfado por los obstáculos que se ponen en las dependencias del Renap, y algunas de ellas han expresado su decisión, dado el caso, de no hacerse del nuevo documento de identificación, incluso por tener que hacer tediosas colas interminables que quitan tiempo precioso a la gente que vive entregada al trabajo.