En lo que va del año, la organización Médicos Sin Fronteras atendió a 750 personas -en su mayoría mujeres-, que han sobrevivido a la violencia sexual perpetrada por uno o varios agresores. Sin embargo, la instancia internacional refiere que el flagelo conlleva una serie de secuelas psicológicas y físicas, que deben ser atendidas pronto para evitar consecuencias graves.
mcastanon@lahora.com.gt
«En Guatemala hay mucha gente que no te ayuda, había muchas personas alrededor y sólo se reían. No me ayudaron porque tenían miedo. Talvez el hombre tenía una pistola. Cerró mi boca y me golpeó, no pude gritar. Tenía muchas marcas de él en el cuerpo y entre mis piernas», así inicia el testimonio de una víctima de la violencia sexual.
«Me dejó en el piso y luego una mujer me ayudó, me dijo que regresara a mi casa pero debía ir a terminar mis exámenes, yo en verdad estaba preocupada por mis exámenes. Fui a mi escuela, allí estaban mis maestros y amigos, no podía hablar, en verdad quería terminar mis exámenes, me dijeron que no me preocupara por ello, así me tranquilicé un poco», cuenta, con evidente emoción.
«El director me preguntó si quería ir a la Terminal de buses para ver si lo reconocía. Vinieron mis padres, corrí hacia mi papá, fue muy bueno conmigo. Fuimos directamente al Ministerio Público, hicimos la denuncia. Me sentía muy sucia». El relato forma parte de uno de los casos documentados por MSF, sobre una joven mujer que tuvo el valor de contar su experiencia. El crimen se cometió cuando se dirigía a su escuela en la zona 1 y fue violada.
Según la víctima, su agresor la empujó hacia una pared, tomó sus cosas, buscó dinero y después la violó. La joven creyó que sólo se trataba de un asalto, pero no fue así. El victimario era un hombre «gordo», de cabello negro oscuro, con bigote.
De acuerdo con la sobreviviente, la asistencia médica oportuna permitió que no fuera contagiada de ninguna enfermedad de transmisión sexual, tampoco resultó embarazada. Sin embargo, las secuelas psicológicas sí le afectaron en su momento: faltó a la escuela una semana, no salió por temor, pero tras la asistencia recibida, la víctima poco a poco se ha recuperado; dice darle gracias a Dios porque, a pesar de todo, pudo levantarse de esa tragedia, que marcó su vida.
VIOLENCIA CON MARCAS
La violencia sexual se define como la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseadas, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo.
De acuerdo con MSF, en Guatemala se ha atendido a 750 sobrevivientes de violencia sexual, y desde el 2008 a 2 mil 245 personas afectadas. El 95 por ciento de las víctimas son mujeres y el 5 por ciento varones. En el 55 por ciento de los casos el agresor fue un conocido.
Según Kassia Queen, coordinadora general de la institución, desde el año 2007 iniciaron a brindar ayuda psicológica y médica a las víctimas de la violencia sexual, quienes a la fecha son afectadas, en su mayoría, de la capital. No obstante, un gran número de víctimas sufre este tipo de violencia en el área rural, y pocas son las que denuncian.
El proyecto fue implementado tras haber concluido con un programa de VIH Sida, en donde evidenciaron la falta de protocolos de asistencia y salud para los enfermos de este virus. A raíz de esa situación surgió la idea de apoyar a las víctimas de violencia sexual.
La asistencia, según Queen, consiste en proporcionar medicamentos para evitar el contagio de enfermedades venéreas como el VIH Sida, Hepatitis B, entre otras; al mismo tiempo, para evadir los embarazos no deseados. La ayuda es vital en los primeros tres días, afirma la especialista
Según Ana María Tijerino, psicóloga de MSF, también hay acompañamiento psicológico que consiste en por lo menos seis sesiones, en donde cada experiencia vivida por la víctima es expuesta y atendida por personal de la institución.
La profesional destaca la importancia de atender esas circunstancias en el tiempo debido, pues la persona que no recibe la asistencia puede adaptarse, pero continúa presentando problemas para interactuar en la sociedad y su entorno.
«Nosotros hemos priorizado la intervención psicológica dentro de todo el paquete que ofrecemos a las víctimas de violencia sexual, que no es sólo la parte médica, también va acompañado de la parte psicológica, intentando priorizar una primera intervención en crisis para poder estabilizar a la persona emocionalmente, sobre todo cuando llega después de un abuso sexual reciente, al mismo tiempo intentamos hacer conciencia de la necesidad de los servicios psicológicos», indica
«Una violación sexual es una emergencia médica», dice el personal de MSF, que recomienda a las víctimas que visiten pronto los siguientes centros de asistencia:
– Emergencia de Adultos, Hospital San Juan de Dios, zona 1.
– Clínica Periférica Paraíso II, ubicada en la 11 calle 25 avenida zona 18.
– Clínica Periférica Amparo II, ubicada en la 38 calle 31-89, zona 7.
– Centro de Salud, 10ª. avenida 14-00. zona 1.
– Oficina de Atención a la Víctima del MP, 15 calle y 15 avenida de la zona 1.
– O bien, marcar el teléfono 5193-8281.