La víspera del Año Nuevo permite actualizar algunas reflexiones sobre dos acontecimientos históricos de gran trascendencia para la época contemporánea. Uno de ellos, que el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush entra hoy a la recta final de su mandato ensombrecido por una altísima impopularidad y una de las crisis económicas más importantes de las últimas décadas. El gobernante norteamericano está a 21 días de entregar al poder a su sucesor, el líder demócrata Barack Obama, quien como contrapartida goza de una simpatía sin precedentes en la mayor parte del mundo.
El presidente Bush será recordado sin duda, como el peor gobernante de Estados Unidos de los últimos tiempos, quien se caracterizó por pisotear el Derecho Internacional para llevar a cabo una de las peores agresiones armadas contra otra nación como es el caso de Irak, país que ha quedado marcado por las huellas de la muerte, el luto, el odio y la destrucción.
Diferentes analistas coinciden en que con la economía mundial hecha pedazos, el presidente Bush, llevado a ese puesto en forma fraudulenta, ha puesto en apuros al mundo civilizado con su prepotencia y su espíritu belicista. Como colofón, su administración ha cometido el gravísimo error de apoyar el genocidio que las tropas de Israel están llevando a cabo esta semana al atacar con fuertes bombardeos al pueblo palestino asentado en la zona de Gaza con el saldo trágico de casi 400 víctimas mortales. Se trata sin duda de un impresionante baño de sangre, el cual constituye una vergí¼enza para la política mundial de Derechos Humanos.
El segundo acontecimiento histórico, es que mañana 1 de enero, se cumplen 50 años de la Revolución Cubana, uno de los sucesos más impresionantes del siglo pasado, cuya influencia está presente en los actuales desafíos políticos en el continente americano. El periodista íngel Rodríguez recordó ayer en un despacho difundido por la agencia argentina de prensa Argenpress, cuando Cuba comenzó a ser dueña de su destino, pues el triunfo de la Revolución transformó desde su propia base el aparato de opresión del estado neocolonial. Fueron liquidados el ejército opresor, y toda la estructura de represión.
A pesar de las constantes adversidades, entre ellas el inhumano bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, el pueblo cubano disfruta hoy de niveles de salud, educación, seguridad social y tranquilidad ciudadana que no resiste comparación con cualquier latitud. El 1 de enero de 1959, los contingentes de rebeldes encabezados por su comandante Fidel Castro Ruz, entraron triunfantes a las calles de Santiago de Cuba, La Habana y otras ciudades, derribando así la tiranía de Fulgencio Batista.