En la mira


Censura. En la televisión afgana, las mujeres son censuradas si no visten como lo manda la religión islámica.

En Afganistán, escenario de una rebelión armada y cuya población es en gran mayorí­a iletrada, los canales de televisión intentan ser la voz de una cierta modernidad, pero un proyecto de ley amenaza su libertad en nombre de la «seguridad» y el respeto de los «valores islámicos».


El parlamento, dominado por ex muyaidines (combatientes que lucharon contra las tropas soviéticas) debe revisar pronto la ley sobre los medios de comunicación decretada hace dos años por el presidente Hamid Karzai, para adaptarla a la Constitución, que afirma que «ninguna ley puede ser contraria a las creencias y reglas del islam».

Una modificación que abre las puertas a «todas las interpretaciones por los censores», indicó Saad Mohseni, director del grupo Moby, dueño, entre otros, de una radio y de una cadena de televisión, Tolo.

«La libertad de la prensa es uno de los mayores logros en este paí­s, donde aún no hay ni seguridad ni prosperidad. Nosotros hablamos de derechos humanos, de la corrupción, decimos por qué la gente está contra el gobierno… y divertimos», explicó.

«Con esta nueva ley, las autoridades quieren, claramente, pasar a controlar los medias», estimó.

Lanzada en 2004 y difundida en las grandes ciudades, la cadena Tolo (alba) es sin duda la más audaz, con sus programas de humor a veces irreverentes con respecto a las autoridades o con variedades con jóvenes que participan en concursos que permiten hallar nuevas «estrellas» y talentos.

Sus boletines de noticias no vacilan en informar de los combates en el sur del paí­s y en mostrar a los parlamentarios durmiéndose en sus asientos.

Las dos grandes cadenas, Ariana (privada) y RTA (publica), intentan también, entre sus programas religiosos, dar una imagen un poco más moderna de Afganistán, pero las pantorrillas desnudas y los escotes de las actrices indias a veces son censurados.

Un responsable de los medios de comunicación, que pidió el anonimato, denunció el nombramiento de «islamistas en el Ministerio de Cultura», de gente que piensa que «hay demasiadas mujeres en la televisión y demasiadas pelí­culas indias que no respetan las reglas del islam», dijo.

Para Abdul Jabar Baryal, un responsable de la cadena Ariana, «el espí­ritu de modernidad y libertad escapa a este gobierno de ex comunistas y de muyaidines que quieren que los medias se vuelvan una máquina de propaganda».

Un viceministro de Cultura, Mohammad Mobarez Rashedi, reconoce que «se necesita modificar la ley sobre los medios de comunicación «para que la moral y la seguridad estén más presentes», señaló.

«Los medios pueden jugar un papel mayor en la seguridad, pero no sólo informan de hechos negativos. Casi nunca hablan de lo que hace el gobierno, del proceso de reconstrucción», se lamentó.

Un ex muyaidí­n, jefe de la Comisión encargada de las telecomunicaciones en la cámara baja del parlamento, Al Haj Khalid Farooqui, considera «asqueroso» lo que a veces ven en la televisión.

«Las mujeres no van con velo y actúan de modo contrario al islam. Esto podrí­a tener una mala influencia en los afganos que miran esos programas», afirmó este jefe de la facción progubernamental del partido islamista Hezb-i-islami.