«En la derrota está la literatura»


El escritor mexicano Juan Villoro defendió las experiencias tristes y de derrota como fundamentales para la construcción de la literatura.

«En la derrota es donde está la literatura», coincidieron el martes los escritores mexicanos Juan Villoro y Vicente Leñero en una charla en torno a la escritura y al modo en que influyen en ella las experiencias y pasiones personales, como en su caso el fútbol.


«Zinedine Zidane se convirtió en el mejor jugador del Mundial 2006 (…) estaba a punto de jubilarse como campeón del mundo contra todo pronóstico, eso es una épica deportiva. Pero tener esa oportunidad y darle un cabezazo al rival y salir al mundo de los mortales derrotado, eso es literatura», ilustró Villoro, de 51 años.

«Â¿Por qué lo hizo? No hay una explicación, no hay dos explicaciones, no sabemos qué pasa (…) la derrota siempre es un enigma, es algo que se tiene que contar de otra manera y en ese sentido es muy literario», añadió el autor de «Dios es redondo», premio Internacional de Periodismo Vázquez Montalbán.

«En la derrota es donde está la literatura. Los verdaderos protagonistas son «Los perdedores»», acordó Leñero, de 75 años, haciendo referencia a su libro de cuentos sobre fracasos deportivos, reeditado recientemente.

Ambos narradores fueron convocados por el ciclo «La hora del amigo. Escritores al 2×1» en La Casa Refugio Citlaltépetl de Ciudad de México, una asociación civil cuya primera razón de ser es hospedar a escritores amenazados o perseguidos en sus paí­ses de origen.

En este marco, Villoro expresó su orgullo por compartir escenario «con el escritor más censurado de México», como un dí­a fue denominado Leñero.

Ambos conversaron acerca de su pasión compartida, el deporte, y concretamente el fútbol; que como tal representa un nexo de unión entre sus obras puesto que «nos enseñaron a saquear la realidad que lo rodea a uno, que luego es la que ficciona», reconoció Leñero, ex periodista.

«No nos queda más remedio que hacerlo porque no tenemos más experiencia que la nuestra», concedió Villoro, quien reveló que de pequeño no leí­a absolutamente nada y que «para no ser un golfo absoluto» tuvo que reducir hace tiempo su generosa ración de deportes televisivos.

Villoro, que está a punto de publicar un nuevo libro de ensayos, narró en ese instante una anécdota de lo hermosa que puede llegar a ser la interrelación entre ficción y realidad.

«En una ocasión yo estaba buscando la casa de José Emilio Pacheco (poeta mexicano) pero perdí­ la dirección y no sabí­a cómo llegar. Entonces recordé un poema suyo acerca de un árbol que está frente a su casa (…) Y me pareció muy interesante que un poema sirviera para encontrar una casa. La hallé y eso se me quedó grabado», expuso el premio Herralde de novela 2004.

Tratándose de dos reputados cronistas, narradores y dramaturgos, la cuestión de la escritura no podí­a ausentarse de una charla que fue seguida con suma atención por una cincuentena de personas.

«A mí­ me cuesta mucho trabajo escribir. Yo no me divierto escribiendo, sufro mucho», expresó Leñero ante un auditorio cuya sorpresa se tornó estupor al escuchar la confesión del veterano autor de que la mitad de sus libros son prescindibles.

Villoro justificó ese calvario creativo en aras de lograr el placer de la lectura.

«Cuando el texto parece sencillo es que el escritor sufrió lo suficiente para que no sufra el lector», reveló.

«Además, no hay nada peor que una persona muy satisfecha con lo que hace. Creo que esa es la muerte mental (…) Creo que, como decí­a Samuel Beckett, todos somos imperfectos pero el próximo fracaso lo haremos mejor», citó Villoro.

Los protagonistas, una vez más, son los perdedores.