En homenaje a La Hora


Eduardo_Villatoro

El pasado lunes me referí sucintamente al paralelismo que, según mi  apreciación, se registra entre los diarios La Hora, de Guatemala, y La Jornada, de México, en sus líneas editorial e informativa –que son los dos pilares en los que se sustentan los medios impresos–, porque ambos periódicos procuran presentar las noticias de manera veraz y contrastada, sin omitir ni abultar los hechos observados ni suprimir algunas de las distintas versiones de la realidad, para proporcionar a los lectores amplios panoramas de comprensión de lo que sucede nacional e internacionalmente.

Eduardo Villatoro


Desde mi personal perspectiva y a propósito de que el viernes 2 se cumplieron 68 años de circulación de este vespertino en su cuarta época, La Hora cumple en la praxis con la tesis de la responsabilidad social del periodismo, que sostiene que los medios de comunicación tienen el deber de transmitir informaciones en las que priva la objetividad de los sucesos acaecidos, a la vez que se impone la autorregulación concebida mediante códigos de conducta, que más que legales tienen categoría moral porque carecen del ingrediente de la obligatoriedad.
 
Al respecto, intento compartir con mis contados lectores algunas divagaciones sobre este asunto, en homenaje al aniversario del diario que, para mi valoración, es el que mejor refleja las características sociales, económicas, políticas y culturales de Guatemala, y en tal sentido traigo a colación los principios de la responsabilidad social del periodismo moderno, desde el punto de vista del estudioso Modesto Saavedra López y que resume en su libro “La libertad de expresión en el estado de Derecho, entre la utopía y la realidad”.
 
La teoría de la responsabilidad social de la prensa arranca de una definición de sus funciones normativas, que coincide con las funciones normativas liberales, pero incluye su función social y política, toda vez que la teoría liberal tradicional no establecía el derecho a la información, sino sólo el de la libre expresión del pensamiento, faltándole un objetivo social que hiciese las veces de vinculante de la actividad comunicativa, porque creía en las virtualidades del proceso libre de la comunicación.
 
Siguiendo este parecer, la teoría de la responsabilidad social de la prensa surge bajo la influencia de la tradición teórica socialista, por los pretendidos excesos de la prensa durante la Revolución Industrial, tales como la manipulación, el sensacionalismo, la degradación cultural y la concentración empresarial, y se origina en Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial.
 
Conforme lo expongo en un ensayo titulado “Marco jurídico nacional e internacional de la libertad de prensa”, Saavedra resume las cinco exigencias esenciales en las que gira la citada responsabilidad social, y que sintetizo así: Evidencia y exactitud en la información, que se caracteriza por distinguir entre hechos y opiniones, profundizando en la explicación de los acontecimientos con referencias contextuales, que supera la simple objetividad informativa.
 
Un segundo aspecto es el atinente a que la prensa sea un foro para el intercambio de comentarios y críticas, como medio de discusión pública, o un vehículo de expresión plural de ideas y opiniones, incluso cuando éstas sean contrarias a las de los propietarios o editores de los medios. El tercer fundamento consiste en que la prensa proyecte un cuadro representativo de los grupos integrantes de la sociedad, recogiendo y respetando los intereses y la sensibilidad de las minorías raciales, religiosas y sociales.
 
Asimismo, la prensa debe presentar y clarificar los fines y valores de la sociedad, y el quinto elemento radica en proporcionar acceso completo a la información cotidiana, incluyendo, por supuesto, la relativa a la administración pública, para respetar el derecho del lector a estar informado.
  
(Es el momento en que los guatemaltecos sin distingo acudamos en auxilio de los compatriotas afectados por el terremoto ocurrido ayer).