En Haití­, las tropas desembarcan como amigos


Como en Bagdad o Kabul, helicópteros Seahawk con tropas estadounidenses, descendí­an en un terreno polvoriento cerca del aeropuerto de Puerto Prí­ncipe. Pero esta vez, los soldados pesan menos pues llegan sin armas ni traje de combate.


En el Haití­ arrasado por un sismo hace una semana, los paracaidistas estadounidenses eran recibidos el lunes por sobrevivientes angustiados y que son, principalmente, solicitantes de empleo.

Atraí­dos por el estruendo de los helicópteros, cientos de jóvenes y algunas mujeres se amontonan en la zona de aterrizaje donde los soldados del batallón de la compañí­a aerotransportada 325 establecen su base.

Las escuadras están equipadas de fusiles de asalto, metralletas livianas y lanzagranadas, pero los soldados se desplazan fácilmente, motivados por la acogida favorable y despojados del pesado equipo antibalas.

«Â¡Sin municiones en la recámara¡. ¡Sin IBA (blindaje corporal)¡. ¡Esto es diferente!», bromea un sargento, haciendo alusión a la regla de todo soldado en zona de guerra: estar pronto a abrir fuego y llevar siempre el casco y la protección.

«Intentamos encontrar un punto de partida para la ayuda humanitaria», explica a la AFP, el teniente Tate Kommer.

El primer batallón de la 325 se encuentra en una zona relativamente poco poblada al norte de Puerto Prí­ncipe, donde los daños provocados por el sismo son limitados pero la pobreza está muy marcada.

La misión de las tropas es brindar productos de primera necesidad como agua, ví­veres y materiales médicos a los damnificados por el sismo pero los problemas del barrio existí­an mucho antes del desastre que mató a decenas de miles de haitianos.

Apenas llegan los helicópteros, los haitianos se lanzan a la zona de aterrizaje y comienzan a hacer una fila para completar una lista de solicitantes de empleo. Sin embargo rápidamente todo se desordena.

«Â¿Necesitan un chofer? Era chofer de Pepsi Cola, pero sus negocios aquí­ fueron suspendidos mucho antes del sismo», dice a la AFP Jhon Ely, de 30 años.

Un haitiano ayuda a las tropas a formar un piquete de vecinos que con sus propias herramientas realizarán trabajos. Eso genera genera decepción entre quienes no son escogidos.

La única dificultad que se avecina es la brecha entre las expectativas de la población y lo que pueden ofrecer sus nuevos amigos estadounidenses.

Francia A LA DEFENSIVA


Francia estaba hoy a la defensiva frente al impresionante despliegue de Estados Unidos en Haití­, pues además de coordinar las tareas de rescate Washington propuso a Brasil y Canadá dirigir la cooperación internacional para reconstruir esta ex colonia francesa arrasada por un sismo.

Varios responsables del gobierno francés evidenciaron en los últimos dí­as cierto resquemor ante la magnitud del dispositivo ordenado por la Casa Blanca, aunque la presidencia francesa emitió el martes un comunicado en el que se declaró «plenamente satisfecha» por la cooperación bilateral en Haití­ y la «coordinación permanente» de ambos paí­ses.

El Elí­seo, sede de la presidencia francesa, saludó en ese comunicado «la movilización excepcional de Estados Unidos en Haití­ y el papel esencial que desempeña en el terreno» tras el terremoto que el pasado martes dejó al menos 70 mil muertos en Puerto Prí­ncipe, la capital del paí­s caribeño.

Estados Unidos puso en marcha una operación bautizada «Respuesta Unificada» y envió a Haití­ a 10.000 militares, ayuda médica y humanitaria, un portaaviones, cuatro buques guardacostas y una importante flota aérea.

A su regreso de Haití­, el secretario de Estado francés de Cooperación, Alain Joyandet, consideró que el Consejo de Seguridad de la ONU debí­a «definir» el papel de Estados Unidos en Haití­.

«Se trata de ayudar a Haití­, no de ocupar Haití­», sostuvo Joyandet, que en Puerto Prí­ncipe dijo haber protestado oficialmente ante Estados Unidos para que los estadounidenses dejaran aterrizar un avión francés que transportaba un hospital móvil.

Pero la cancillerí­a francesa negó haber presentado una protesta formal y el martes en su comunicado la presidencia francesa recordó el «firme compromiso» de Estados Unidos y Francia con Haití­ y su decisión de «sumar esfuerzos para responder a la urgencia humanitaria y a las inmensas necesidades de reconstrucción».

La presidencia francesa no hizo ninguna referencia a la iniciativa de organizar una conferencia internacional para la reconstrucción de Haití­ que dos dí­as después del sismo lanzó en Parí­s el presidente francés.

Obama parece haberse echo eco de esa propuesta.

Según fuentes brasileñas, Obama propuso el lunes a su homólogo brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, que Brasil, Canadá y Estados Unidos formen una troika para «coordinar la comunidad de donantes» de cara a la reunión preparatoria que tendrá lugar el próximo lunes en Montreal.

El secretario de Estado francés para Asuntos Europeos, Pierre Lellouche, descartó que Francia se sienta excluida y atribuyó a un olvido de Obama el no haber mencionado a Francia.

«Tiene esa tendencia (…), no estoy bromeando», aclaró ese responsable antes de afirmar que «Estados Unidos necesita a Europa y Europa a Estados Unidos».

El rol de Francia en el futuro de Haití­ «tiene que ser mayor», según el politólogo haitiano Eric Sauray. «Estados Unidos es el único que ha desplegado tantos medios en Haití­ (…). Es normal que intente gestionar la situación», dijo a la AFP.

Francia envió a Haití­ un secretario de Estado y una delegación consular. Sarkozy y su canciller, Bernard Kouchner, indicaron que viajarán más adelante.

En cambio Washington desplazó a la jefa de la diplomacia, Hillary Clinton, que coincidió con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y con la número dos del gobierno de España, Marí­a Teresa Fernández de la Vega, cuyo paí­s preside la Unión Europea (UE).