En Guatemala, todos lo sabemos…


Ramiro-MacDonald-2013

“Sabemos que el destino de todos nuestros presidentes es salir mal”, dijo Juan José Millas, en una columna de El País, al comentar la salida del presidente José Luis Zapatero, el año pasado. En Guatemala todos sabemos que el destino de todos nuestros presidentes, es –también– salir muy, pero muy mal.

Ramiro Mac Donald


Así salió muy mal parado Álvaro Arzú, por su prepotencia al ordenar el cierre de dos apreciados y populares medios que le criticaban: Revista Crónica y Guatemala Flash, e intentar taparle la boca a los periodistas con quien jamás se ha llevado bien. Siempre nos ha tratado como enemigos y ese  elemento negativo lo hace ver muy, pero muy mal. Todos sabemos que a los comunicadores, Álvaro Arzú nos odia. Todos lo sabemos. Y salió muy mal de su presidencia, pese a lo cual, fue electo dos veces como alcalde capitalino. ¿Símil del síndrome de Estocolmo-electoral?
 
Todos sabemos que la relación, en cambio, con su predecesor, Ramiro de León Carpio, fue siempre muy cordial. Siempre estaba atento y dispuesto a hablar con reporteros, nunca se alejó de la  prensa. Cuando murió, se reconoció el profundo cambio que tuvo su fugaz presidencia, en la relación con la prensa. Pero también de León Carpio, al final, salió mal visto por muchas causas, al extremo que le apodaron “huevos tibios”. Eso, todos lo sabemos.

Todos sabemos que a Óscar Berger, los comentaristas trataban como un “tontico” y que por sus declaraciones infortunadas, era la comidilla diaria del pueblo. Sólo aquellos que estaban cerca del “Conejo”, lo defendían. Pero todos sabemos lo mal que nos hacía sentir a los guatemaltecos, cada vez que abría la boca… porque seguramente metía la pata. Berger salió mal, con una percepción de muy baja estimación, por denuncias serias de corrupción, quebrando aquella ilusa idea de que los políticos de alcurnia no necesitan robar. Berger salió mal de la presidencia, con muy mala imagen.

Todos sabemos, también, que a Alfonso Portillo, los reporteros lo han querido, lo quieren y lo querrán, porque los trató humanamente cuando fue mandatario y de igual manera, cuando ya no ostenta el poder. Incluso, al estar siendo transportado en su extradición, (hace pocos días) ese cariño se puso de manifiesto y todos le externaban su aprecio y pena. Pero… Alfonso Portillo salió mal de la presidencia, también muy mal… muy mal visto. Las críticas lo hicieron pedacitos. Salió realmente mal, siguiendo con la idea de Millas.

En general, todos los últimos presidentes chapines han salido –como lo hemos visto- muy mal de su paso por el Guacamolón, pues ejercer poder es desgastante, y eso no juega a su favor, sino en contra. Ejemplo de ello, fue Álvaro Colom. El hombre poseedor del mayor defecto físico de los últimos presidentes, pero que logró sobreponerse al mismo, pero por esa misma incapacidad de comunicación efectiva, salió por la puerta de atrás… y muy mal. Su imagen empezó a desvanecerse, literalmente, desde el primer día de su no-mandato, pues se convirtió en mandadero de su mujer. En un hombre sin carácter, perdido en una nube de contradicciones, con un pésimo manejo de su imagen y críticas muy severas, por parte de casi todos los articulistas de prensa, una prensa casi opositora per se a aquel que pretendió resignificar hasta los tamales con sabor a socialismo… y no logró insuflarle sabor popular a los “chuchitos”, porque ideas no le faltaban, pero no pudo hacer un gobierno con rostro social, posiblemente porque Sandra Torres le comió el mandado. ¿Y Otto Pérez cómo va a salir de la presidencia? Tal vez está muy angustiado por ese síndrome y está preparando un programa de televisión, al mejor estilo de Colom y su despacho presidencial radiodifundo. Según parece, montar shows es lo único que les queda a estos pobres de ingenio. Todos lo sabemos…