«Las víctimas de desapariciones fueron campesinos, dirigentes sociales, estudiantes, catedráticos, dirigentes políticos…»
Informe de la CEH «Guatemala, Memoria del Silencio»
Finalmente y a medias, las autoridades del Ejército entregaron a los tribunales de justicia dos de los cuatro documentos que había exigido el Gobierno y que detallan las estrategias contrainsurgentes que implementó la institución castrense durante el conflicto armado interno.
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Mientras en la Plaza de la Constitución el presidente ílvaro Colom reconocía que «en Guatemala hubo genocidio», el Ministro de la Defensa excusaba que sólo entregaba dos de los documentos requeridos porque de los otros dos no conocía de su existencia hasta ahora que es titular de la cartera.
Es de suma importancia el esfuerzo que ha realizado el Gobierno por el rescate de la Memoria Histórica a través del despliegue publicitario y de la divulgación sobre algunos acontecimientos del pasado, como la Revolución de Octubre y los asesinatos de Oliverio Castañeda de León y de Juan Alberto Fuentes Mohr.
Sin embargo, el rescate de la Memoria Histórica no puede reducirse a meros actos protocolarios en donde sólo queda lamentarse y pedir perdón. Es imprescindible esclarecer los hechos del pasado y las responsabilidades por las violaciones a los derechos humanos.
El papel del mandatario es fundamental, pues como Comandante General del Ejército tiene la posibilidad de poner a la luz pública todos los documentos y pruebas que existan sobre la responsabilidad de los altos mandos militares en las masacres, asesinatos, torturas y desapariciones cometidas en contra de la población civil. Por favor, que no sigan con el cuento del secreto militar por cuestión de seguridad nacional.
La organización Amnistía Internacional solicitó al país la aprobación de una ley que permita la búsqueda y ubicación de los desaparecidos durante el conflicto armado interno, una recomendación que también formuló la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH) en el informe que presentó hace diez años.
Contrario a lo que muchos aseguran, la reconciliación no viene de la amnesia sino del reconocimiento de la verdad. En otros países sudamericanos que también comparten una historia de violencia militar en contra de la población civil tan fuerte como la guatemalteca, se ha logrado procesar a los represores y violadores de los derechos humanos que suelen protegerse en la ancianidad.
No se trata de olvidar ni de perdonar porque sí. Más de 200 mil personas fueron asesinadas durante los 36 años del conflicto, y otras 50 mil más fueron desaparecidas. De acuerdo con el informe de la CEH «Guatemala, Memoria del Silencio», el 93 por ciento de estos crímenes fueron responsabilidad del Estado a través del Ejército. Construyamos la paz, está bien, pero sin justicia no lo podemos lograr.