El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, criticó las políticas que «empobrecen a los vecinos» y el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva fustigó el proteccionismo de los países ricos, al iniciarse hoy en Roma una cumbre sobre la crisis alimentaria mundial.
Ban pidió una rápida conclusión de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para eliminar «las políticas económicas que distorsionan los mercados», en tanto que Lula denunció el «intolerable proteccionismo que atrofia y desorganiza» la producción agrícola de los países pobres.
«Tenemos una oportunidad histórica para revitalizar la agricultura», dijo Ban Ki-moon al abrir la reunión de tres días en la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO).
Ante unos 40 jefes de Estado y de gobierno, el secretario general de la ONU denunció «las políticas alimentarias que empobrecen a los vecinos» y destacó que la producción alimentaria debería «aumentar 50% hacia el año 2030» para hacer frente a las necesidades.
«Tenemos una oportunidad histórica para revitalizar la agricultura», destacó.
Ban advirtió que el mundo debe «responder inmediatamente» al aumento de los precios, que alcanzan sus máximos niveles de los últimos 30 años.
El primer ministro japonés Yasuo Fukuda pidió que todos los países pongan a disposición del mercado internacional «sus reservas de alimentos» y aseguró que Japón está dispuesto a desbloquear «más de 300 mil toneladas de arroz importado».
El papa Benedicto XVI invitó en un mensaje a la cumbre a la «globalización de la solidaridad» y afirmó que «el hambre y la desnutrición son inaceptables en un mundo que dispone (…) de niveles de producción, recursos y conocimientos suficientes para poner término a ese tipo de drama y sus consecuencias».
El presidente iraní, cuya presencia provocó polémicas en la cumbre, llamó a enfrentar la crisis alimenticia fuera del sistema de Naciones Unidas, donde «las potencias imponen sus decisiones al Consejo de Seguridad» y «algunos países lo usan para aplicar sus políticas injustas», según afirmó.
Los precios mundiales de los alimentos se han casi duplicado en tres años, de acuerdo con el Banco Mundial, y provocaron motines en Egipto y Haití, así como en numerosos países africanos. Brasil, Vietnam, India y Egipto impusieron restricciones a la exportación de alimentos.
El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, dijo recientemente que 2 mil millones de personas se ven afectadas por los elevados precios de los alimentos, y que 100 millones de habitantes en los países pobres podrían verse aún más empobrecidos por esta crisis.
Los diagnósticos por la crisis son variados, y apuntan a factores como las restricciones comerciales, el incremento de la demanda asiática, las cosechas insuficientes, la creciente utilización de biocarburantes y el incremento de los costos del transporte a causa de la escalada del petróleo.
Ban ki-moon instó en la cumbre a «lograr un grado mayor de consenso internacional sobre los biocarburantes» (principalmente etanol y biodiesel).
Lula descartó que el etanol que su país produce a partir de caña de azúcar sea uno de los factores que empujan los precios al alza.
«Es intolerable el proteccionismo que atrofia y desorganiza la producción agrícola de los países, sobre todos los más pobres. La razón de la actual crisis de alimentos es sobre todo debido a la distribución», aseguró.
La organización humanitaria Oxfam, que pidió en Londres la instauración «urgente» de un «plan de acción coordinado» contra el hambre, cree en cambio que los biocombustibles no son una buena solución, porque están «acelerando el cambio climático».
Otro punto en discusión en Roma es el da la incidencia de la estampida de los precios del petróleo en el alza de los precios de los víveres.
Lula, presidente de una de las mayores potencias agrícolas mundiales, apuntó directamente a ese factor, e hizo notar que el precio del barril de crudo pasó de 30 a 130 dólares en poco tiempo.
Pero Ahmadinejad acusó hoy a «las grandes potencias» de actuar «para devaluar el dólar», lo cual implicó «el aumento de los precios» tanto del petróleo como de los productos alimenticios.
La organización humanitaria británica Oxfam lanzó hoy un llamado a los líderes mundiales para que en la cumbre de la FAO en Roma adopten acciones urgentes para responder a la crisis provocada por el encarecimiento de los alimentos.
Los precios de los alimentos han subido un promedio de 83% en tres años, lo que amenaza a unas 290 millones de persona en el mundo de hambruna, advirtió Oxfam, en ocasión de la cumbre de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) inaugurada hoy en la capital italiana.
La organización no gubernamental subrayó que se necesitan «cambios políticos» a largo plazo y «reformas» para garantizar la seguridad alimentaria y hacer frente al dramático incremento del precio de los víveres, que ha desatado protestas y disturbios en muchos países.
Oxfam señaló que una de las prioridades de la cumbre que reúne en Roma a unos 44 líderes, entre ellos los presidentes de Brasil y Argentina, debe ser examinar la política de biocombustibles, a los que acusó de incidir en el alza de los alimentos que ha empujado a millones de personas a la hambruna.
El plan que se adopte en Roma debe incluir acciones a corto y largo plazo, afirmó la organización no gubermental, estimando que se necesitan unos 14.500 millones de dólares adicionales (9.300 millones de euros) para «mejorar» la asistencia inmediata que es necesario dar a las personas amenazadas por la hambruna.
Esa cifra es pequeña comparada con las desembolsadas por la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo en seis meses para tratar de frenar la crisis de crédito de Estados Unidos y su impacto en otros países, recalcó Barbara Stocking, directora de Oxfam.
La responsable de Oxfam subrayó asimismo que la ayuda anual a la agricultura, que se estima en unos 4 mil millones de dólares, es pequeña comparada con los 125 mil millones de dólares que los países ricos otorgaron en subsidios a sus agricultores en 2006.
Enfrentar esa crisis requiere «un nivel sin precedentes de coordinación de agencias, gobiernos y el sector privado», afirmó Oxfam, notando que en decenas de países la gente gasta más de la mitad de sus ingresos en comida.
La ONG denunció la política de destinar a la producción de biocombustibles tierras donde se cultivaba antes granos.
Los países «justifican los biocombustibles basándose en que ofrecen un medio para reducir las emisiones del transporte y mejorar la seguridad energética», afirmó Oxfam.
Pero «existe la creciente prueba científica de que el apoyo político a los biocombustibles está en realidad acelerando el cambio climático» y de jando en «situación crítica» medios naturales ·como bosques y tierras húmedas», asegura el informe.
El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, defendió en Roma la producción de biocombustibles derivados de la caña de azúcar, que dijo «no amenazan la producción de alimentos» y contaminan menos el medio ambiente que otros carburantes.