El capitalismo está devorando a los humanos,
Manuel Zelaya, Presidente de Honduras
América Latina ha sido, desde el inicio de su historia occidental, una región ocupada y saqueada. Las naves españolas sacaron de estas tierras, y del trabajo esclavo de su población, la riqueza que impulsó el desarrollo del capitalismo en los países europeos.
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Desde la í‰poca Colonial hasta nuestros días, el despojo fue permanente. Durante las décadas de 1970 y 1980, cuando quedaban pocos vestigios de sistemas democráticos y populares como el que tuvo Guatemala luego de la Revolución de Octubre, se impuso una nueva forma de saqueo, impulsada por los gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos y con la bendición del Vaticano, ideada por las más grandes instituciones financieras radicadas en Washington, implementada a sangre, desaparición, tortura y fuego por militares, y apoyada por las élites económicas que, al menos en Guatemala, conservan la mayor parte de la riqueza producida.
Se le llamó neoliberalismo y consistió en el debilitamiento sistemático del Estado. Todas las empresas estatales fueron vendidas bajo la lógica del reconocimiento de mercancías y no de derechos, accesibles únicamente para quienes cuentan con los recursos económicos suficientes. Los demás, que son la mayoría, se joden.
Pero las cosas empiezan a cambiar. En la actualidad, la mayoría de países latinoamericanos cuenta con gobiernos, desde los más diversos matices, con programas alternativos al modelo imperante: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Nicaragua, Chile e, incluso, Honduras con un cambio inesperado. Esto, a propósito de los discursos de las y los mandatarios de la región en la Asamblea General de Naciones Unidas.
El gran tema ha sido el desplome de dos bancos en Estados Unidos y la paradoja que presenta el máximo exponente del liberalismo y capitalismo cuando nos ha propuesto que el Estado no intervenga en la economía y, ahora, se ven en la necesidad de inyectar fondos públicos para rescatar al sistema financiero.
La primera intervención en la Asamblea General de la ONU estuvo a cargo del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. «Las indispensables intervenciones del Estado, contrariando a los fundamentalistas del mercado, demuestran que ha llegado el momento de la política», señaló.
El mandatario boliviano, Evo Morales, fue más enfático: «Si no entendemos que el capitalismo destruye a la humanidad, estoy seguro que no vamos a resolver los problemas de la vida, del planeta, de la humanidad. El capitalismo es el peor enemigo de la humanidad».
En otras oportunidades se reportaron crisis económicas que amenazaron a los países latinoamericanos. La diferencia de hoy, radica en la composición política de la región. En Guatemala todavía no, pero se cuenta con gobiernos valientes, dispuestos a implementar alternativas de desarrollo cuyo centro no es el mercado.