En el Día del Niño, los únicos perdedores


Oscar-Clemente-Marroquin

Ayer acompañamos a la familia Siekavizza en una marcha que convocaron para expresar su indignación por la resolución de la Corte de Constitucionalidad beneficiando a la licenciada Beatriz Ofelia de León de Barreda en el proceso que se le sigue por obstruir la justicia en el proceso por la desaparición y seguro asesinato de su nuera, Cristina Siekavizza de Barreda. Todo el trabajo realizado durante meses por investigadores del Ministerio Público y todo el empeño que han puesto los abuelos de los niños por dar con el paradero de sus nietos sufre un revés importante porque en muchos sentidos hay que empezar de nuevo como consecuencia de la decisión de la CC que únicamente se explica por los vínculos que la acusada tiene con varios de los integrantes de ese tribunal.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


Es frustrante ver que la justicia en nuestro país tiene ese tipo de retrocesos tan burdos, tan marcados y terribles. Este proceso, resultado de los hechos de violencia intrafamiliar que dieron lugar a la desaparición y segura muerte de Cristina, es una muestra de que todo mundo puede salir ganando cuando la justicia está en pública subasta y funciona el tráfico de influencias como florece en nuestro país. En este Día del Niño nos damos cuenta que, para variar, los únicos perdedores al final de cuenta son esos pequeños inocentes que no tienen posibilidad de influir en nadie y quienes no tienen voz para expresar sus sentimientos.
 
 Desde hace catorce meses he estado pendiente de dos niños a quienes no conozco personalmente, pero cuyo drama llevo realmente en el corazón como llevo también el sufrimiento de sus abuelos que han batallado en forma admirable en busca de la justicia y quienes, a pesar de reveses como el que les propinó la CC, siguen pensando que llegará el día en que juzgadores honestos hagan lo que tienen que hacer para castigar a quienes son de alguna manera responsables de lo que les ha pasado a sus dos nietos.
 
 Quienes han tenido que lidiar con nuestro sistema de justicia saben perfectamente lo frustrante que es esa batalla que muchas veces parece misión imposible porque una tras otra se van produciendo resoluciones que son una afrenta a la legalidad. Ejemplos como el de Helen Mack y el de Sally Aguilar son ilustrativos de lo que cuesta lograr la justicia en un país como el nuestro, pero también de que con empeño y tenacidad, al final se puede lograr un fallo para que impere la ley y se castigue a los responsables de algún crimen.
 
 Repito que hoy, cuando se conmemora el Día del Niño, hay dos niños que son, como tantos otros en nuestro país, víctimas de las circunstancias porque nadie se preocupa por ellos y nadie hace valer sus derechos. Todos pueden irse arreglando ante la justicia y pareciera como si al final de cuentas todos, empezando por Barreda de León y su madre, podrán salir del atolladero sin mayores complicaciones. Pero hay dos seres humanos cuyo futuro sigue siendo incierto y a lo mejor cada vez más difícil y comprometido por las circunstancias en que están viviendo. Esos niños cuya desaparición se pudo evitar con una más diligente y responsable actitud de las autoridades y de los involucrados, siguen hoy en condición precaria y delicada.
 
 En ellos no pensaron los amigos de Beatriz Ofelia de León de Barreda cuando firmaron como magistrados de la Corte de Constitucionalidad  la resolución que la favorece. Ella está ahora en una posición más cómoda, menos delicada y más favorable de la que tenía hace unos días, pero sus nietos, los nietos de los Siekavizza, siguen perdidos y en manos de alguien cuya estabilidad emocional es, por lo menos, muy discutible.