En el Día de los Derechos Humanos (I)


Raul_Molina

Todos los días debiesen ser de defensa de los derechos humanos; pero las Naciones Unidas establecieron el 10 de diciembre como Día Internacional, para conmemorar el aniversario de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948. Lamentablemente, Guatemala ha sido para el mundo un modelo negativo, acuñándose la frase en países de habla hispana de “pasar de Guatemala a Guatepeor”.

Raúl Molina


Se nos acusó a quienes tomamos la defensa de los derechos humanos durante el conflicto armado interno de “desprestigiar” al país, al igual que la derecha reaccionaria ha machacado sobre las capas medias la mentira de que “los derechos humanos sólo sirven para defender a los criminales”.  El desprestigio de nuestro país, como violador de derechos humanos, no fue obra de quienes denunciamos las barbaridades cometidas; es responsabilidad de quienes han desaparecido, torturado y asesinado a miles de ciudadanos y ciudadanas bajo la Doctrina de la Seguridad Nacional. El genocidio y otros crímenes de lesa humanidad fueron obra del Estado y eso merece no solamente las condenas individuales, como la de Ríos Montt, sino que institucionales, por dirección y ejecución, al igual que la más drástica condena histórica. Guatemala se suma así a los pocos países en que se ha dictaminado que se ha practicado el genocidio: Turquía, la Alemania nazi, Cambodia, Rwanda y la ex Yugoslavia. Por otro lado, los derechos humanos no han servido para defender criminales -el principio de que nadie es culpable hasta que se demuestra lo contrario es universal- sino que fue el instrumento principal para detener los actos criminales planificados, ordenados y ejecutados por las fuerzas armadas y de seguridad y sus grupos paramilitares.

Por lo tanto, en esta fecha debemos rendir homenaje a todas y todos los que han arriesgado su vida, una y otra vez, para enfrentarse, ley en mano, con los sectores de poder que se siguen considerando los dueños de “vidas y haciendas”, antes insertos en el Estado y ahora privatizados. Las heroicas luchas emprendidas  en el interior del país en pleno conflicto armado por la Comisión de Derechos Humanos de Guatemala (CDHG), el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), la Federación de Familiares de Desaparecidos (Famdegua), la Comisión Nacional de Viudas de Guatemala (Conavigua) y otras, seguidas de esfuerzos en antropología forense y capacitación en derechos humanos, sentaron las bases para transitar hacia gobiernos civiles y que se aceptaran las negociaciones de los Acuerdos de Paz, disminuyeran las violaciones graves de los derechos humanos y finalmente se eliminara la política represiva, después de la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera. A partir de ese momento, estas organizaciones asumieron nuevas responsabilidades, aparte de defender y promover los derechos humanos. Lucharon por evitar amnistías e impunidad jurídica, contribuyeron a la búsqueda de la verdad por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico y han enfrentado a los sectores de poder político, militar y económico para eliminar la impunidad de hecho, lograda a base de intimidación y corrupción. No se protegen criminales -de hecho, en condiciones muy difíciles se exige que los criminales enquistados en las fuerzas armadas y de seguridad y sus organizaciones paramilitares sean llevados a la justicia- se clama por un Estado de derecho. Esto se viene realizando a pesar del predominio de la ideología de los poderosos, que pretenden el olvido  del pasado. Se hace con muy pocos recursos y con grandes esfuerzos y sin el apoyo firme de una clase media que nunca quiso ver los actos inhumanos del Estado y que no quiere enfrentarse a los responsables de los mismos. Por ello, este Día se dedica, principalmente, a los defensores de los derechos humanos, tanto quienes aún se esfuerzan sin descanso como las y los muchos que perdieron la vida por esta causa.