El líder indígena peruano Julio Cusurichi, reciente ganador del premio ecológico Goldman-2007 por haber logrado el reconocimiento de una reserva en la Amazonía para proteger a la etnia Shipibo, denuncia que allí todavía hay tala ilegal y se cierne la amenaza de la contaminación de las empresas petroleras.
La reserva -de 802.000 hectáreas en la región Madre de Dios, cerca de la frontera con Brasil- está en el mapa del ministerio de Energía y Minas como lotes a futura explotación de petróleo, advierte el indígena de 36 años, padre de dos hijos, que por su defensa de los pueblos indígenas ha sido amenazado de muerte muchas veces.
El activista aseguró haber sido testigo de los efectos nocivos en la salud por derrame de líquido de las empresas petroleras en la selva. «Mis hermanos enfermaron del estómago y de la piel, se hallaron peces muertos por contaminación», dijo en charla con la AFP.
«No estamos contra la inversión privada, sino contra la contaminación de los bosques y los ríos que pone en riesgo la vida de los indígenas,» dijo tras indicar que el lunes pasado se reunió con el presidente Alan García en el Palacio de Gobierno para expresarle esta preocupación.
«Hemos exigido al presidente incorporar como política de Estado el derecho de los pueblos indígenas, el derecho al territorio, a la educación bilingí¼e, a la salud», acotó.
Le preocupa igualmente la tala de la Amazonía, y recordó que en junio de 2006 denunció la exportación de caoba ilegal del Perú hacia Estados Unidos ante la Corte Internacional de Comercio en Nueva York.
La Corte emitió una resolución indicando que no es su jurisdicción, por lo que el indígena aseguró que se estudia el siguiente paso a seguir.
«Tenemos que detener la tala ilegal, la destrucción de nuestros bosques y el peligro que representa esta acción para la ecología y sus habitantes de la amazonía», agregó.
Cusurichi relata que en esa extensión de la selva sur del Perú existen al menos tres pueblos indígenas de aislamiento voluntario, que luego de tener contacto y enfrentamientos con madereros prefirieron retirarse a la profundidad de la Amazonía a vivir de la caza, la pesca y la cosecha de yuca y otros alimentos.
«Son poblaciones vulnerables, muchas veces adquieren enfermedades por contagios de los colonos y mueren por falta de atención médica», precisó.
Sobre las amenazas en su contra señaló: «miedo no tengo, mi cabeza tiene precio, se me amenazó por radio, pero yo sé que cuando asumí la lucha para proteger a mis hermanos, la mafias madereras intentarían matarme».
«Si yo desaparezco, otros continuarán luchando por los pueblos indígenas», dijo esbozando una leve sonrisa en su rostro curtido.
Los Shipibos son junto con los asháninkas las etnias más extendidas en la Amazonía peruana.
Por su lucha en defensa del medio ambiente y la creación de la reserva, Cusurichi recibió a finales de abril el premio ecológico Goldman-2007, junto al agricultor irlandés Willie Corduff, el empresario irlandés Orri Vigfusson, y Sophia Rabliauskas de Canadá. A cada uno se le entregó 125.000 dólares.
«Un porcentaje será para la familia y otro para seguir ayudando a los pueblos indígenas de Madre de Dios», aseguró.