El 29 de diciembre del año 1998 el Gobierno de Estados Unidos atendió la solicitud de Honduras y Nicaragua para otorgar un régimen de Protección Temporal (Temporary Protection Status) a los inmigrantes de esos países que se vieron afectados por la tormenta Mitch. Guatemala también sufrió devastadoras consecuencias de ese huracán, pero el gobierno de ílvaro Arzú consideró que no hacía falta solicitar esa protección a los miles de migrantes. La tesis de Honduras y Nicaragua era que por el efecto de la desgracia natural no podrían recibir deportados y pedían a Washington una moratoria en la deportación de ilegales, misma que les fue concedida y que aún hoy, once años y medio después de la tragedia, sigue vigente y permite a los que se registraron obtener permisos de trabajo.
Los guatemaltecos residentes en Estados Unidos en forma ilegal, que son más de un millón de compatriotas, siempre criticaron la actitud del gobierno de la época que consideró que Guatemala no necesitaba ese régimen de protección temporal para sus ciudadanos. Y ahora, luego de otra tormenta tremenda que ha hecho daños muy serios al país, comprometiendo no sólo su infraestructura sino su capacidad de producción, solicitaron al Gobierno, y éste aceptó hacer la gestión, que se pida al presidente Obama que otorgue ese beneficio, mismo que no es fácil lograr por las condiciones imperantes en Estados Unidos en el tema migratorio, pero que definitivamente se tiene que gestionar dado lo que sufre nuestra población. La cantidad de deportados que regresan a Guatemala cada año es enorme y es ya regular el vuelo de aviones contratados para traer a los compatriotas que son sorprendidos en condición irregular. Eso no ocurre ni con hondureños ni nicaragí¼enses porque su gobierno en aquella época tuvo la sensibilidad humana de pensar en ellos durante la tragedia y lograron una protección que les ha servido de mucho. El gobierno de Obama, debidamente informado por su embajador en Guatemala que conoce al dedillo nuestra tragedia y quien ha compartido con las víctimas del desastre, puede dar una enorme ayuda a nuestro país otorgando el TPS a los compatriotas que viven allá y que de esa manera pueden no sólo permanecer en ese país, sino continuar con el envío de las vitales remesas que son la columna vertebral de nuestra economía. La cantidad de deportados desde 1998 hasta nuestros días, tomando en cuenta que el año pasado fueron más de 27,222, pueden andar por el cuarto de millón de personas que regresaron por la arrogancia del gobierno chapín que no consideró necesario pedirles el TPS. Ojalá que el gobierno actual no siga el mismo camino y gestione con prontitud la protección.