En busca de Justicia. Más allá de la utopí­a


Hoy inician su labor los recién electos magistrados. Tanto los de la llamada Corte Suprema de Justicia (ya está visto que la Corte Constitucional es la verdaderamente suprema), como los de las Salas de Apelaciones. La más que legí­tima y obligada búsqueda de justicia, ha provocado un cambio significativo en importantes segmentos de la sociedad guatemalteca. Esperemos que estos vientos por involucrarse, en este caso, por el cese de la impunidad, puedan llevarnos a cambios más allá de la efervescente suma de circunstancias en las que el proceso de nominación y elección estuvo envuelto.

Walter Guillermo del Cid Ramí­rez
wdelcid@intelnet.net.gt

Visto está que el proceso fue judicializado a un extremo nunca antes visto. Se ha impuesto, para bien o para mal un precedente. Los actores dentro del conjunto de sectores de la sociedad civil tienen o tenemos ante sí­ un desafí­o constante. Habremos de descubrir, quizás para nuestro pesar, que no es la idoneidad o lo probo de los juzgadores, suficientes elementos para garantizar el mandato de una justicia pronta y cumplida.

Y es que al conjunto de aplicadores de las normas se les ha de apoyar precisamente con normas fáciles de interpretar, severas en sus enunciados y sin trabas o subterfugios que permitan la «fuga» de los sindicados o la anulación de sentencias. Las normas se formulan en el Poder Legislativo. Ese que ha sido tan cuestionado en los últimos dí­as. Del que todos hablan mal, pero pocos se atreven o se atreverí­an a intentar llegar a ocupar una curul, para precisamente impulsar el cambio desde adentro.

Pero tampoco tal razonamiento ha de servir de excusa para volver a cruzarnos de brazos. Si la pléyade de generadores de opinión, nos logramos poner de acuerdo en un punto tan crucial como lo es el cese de la impunidad, ¿cuántos de aquellos y de los otros actores de este afloramiento de la conciencia ciudadana estarán (estaremos) dispuestos a efectuar una participación en el ámbito de los partidos polí­ticos para ocupar puestos en el legislativo, puestos en las corporaciones municipales y cargos para la conducción de los asuntos públicos en general?

En algo nos podremos sentir satisfechos la gran mayorí­a: el secreto de varios procesos es cosa del pasado. Habrá que mejorar el contenido de la norma que se impulsó para estas nominadoras, indudablemente. Quizás la manera de hacer polí­tica, la polí­tica de partido también sufra algún cambio. Pronto lo veremos.

En fin, la búsqueda de Justicia ha unido a un contingente de personas de las más variadas corrientes del pensamiento. Hay, en consecuencia, un punto de partida. Esperemos que el cese de la violencia y la necesidad de involucrar a las comunidades organizadas en este espinoso como complejo entorno, también pueda servirnos de palanca para cambiar hasta reducir a su mí­nima expresión a las fuerzas que se agazapan en la ilegalidad de sus acciones y redes. Esperemos que la delincuencia pueda recibir golpes contundentes y que en efecto los «buenos» podamos demostrar que estamos dispuestos a mojarnos los pantalones (y faldas, según el caso) para arrebatar territorios, arrebatar dominios de aquellos que nos atemorizan con la arrogancia de su podredumbre.

Si este movimiento se logra plasmar en otras esferas de la vida colectiva, indudablemente que podremos ganar más de lo que hasta ahora se ha conquistado. No hay que esperar que otros lo hagan por nosotros. Ya está demostrado que podemos impulsar y plasmar ciertos cambios. Es importante no perder la serenidad y no asumir actitudes más allá de las reglas y leyes vigentes. Pero también es importante ver más allá. Más allá de lo que hemos logrado hasta ahora. Esta sociedad nuestra puede y debe merecerse otra forma de convivencia no es posible tanta pasividad ante la ola delincuencial. Debe ser factible ver más allá dentro de una democracia sólida, más allá de la utopí­a. Hoy, los trece Magistrados de la CSJ tienen varios desafí­os, los retos propios del compromiso que asumieron al haber aspirado el cargo que ahora ocuparán. Espero que no nos defrauden como los 13 salientes.