En ascuas



En las horas previas a la decisión electoral que ha de tomar el pueblo de Guatemala y que tendrá repercusiones por los próximos cuatro años, es natural que nos encontremos todos en ascuas y sobre todo los candidatos, puesto que inquietos es lo menos que podemos decir de la sensación de incertidumbre que se vive en estos momentos. Y no es que exista una gran diferencia entre las propuestas sobre las que hemos de decidir, puesto que en el fondo son más las similitudes existentes en materia de asumir la realidad nacional y del rumbo que unos y otros quisieran darle al paí­s, pero siendo que vivimos en un paí­s con resabios muy fuertes del presidencialismo y en donde los cí­rculos del poder paralelo hacen la gran diferencia, es obvio que a estas alturas nuestra reflexión tiene que provocar esa sensación incierta e inquietante.

Los defensores del sistema se pueden sentir confiados y satisfechos porque las dos principales fuerzas polí­ticas decidieron jugarse la carta de la consolidación del sistema; si el mismo es bueno o no, y sobre todo si da para más o está agotado, no fue siquiera objeto de discusión durante la campaña porque se aceptaron las reglas impuestas por los financistas de las respectivas organizaciones y éstos, tanto si son parte del gran empresariado al que le conviene mantener el status, como si son parte de los grupos emergentes generalmente vinculados con la corrupción y hasta el crimen organizado, tienen que apostar por la estabilidad de las reglas existentes que son su garantí­a de supervivencia.

Pero la inquietud es mayor porque, como bien dice hoy la columnista Carolina Escobar Sarti, los guatemaltecos padecemos el sí­ndrome de la Cenicienta y estamos esperando al Prí­ncipe Azul que nos resuelva nuestros problemas. Ese superhombre no existe pero el sistema lo sigue promocionando porque es la forma en que los ciudadanos sentimos que estamos viviendo en democracia, acudiendo a las urnas para maquillar el modelo con aquello de que podemos votar pero realmente no tenemos capacidad para elegir. Y mientras más creamos que el superhombre o el Prí­ncipe Azul mencionado por la columnista es lo que saldrá de la elección, obviamente mayores las ascuas porque será mucho mayor la inquietud de cara al resultado.

Los que definitivamente tienen que estar en ascuas ahora son los dos candidatos y sus cí­rculos más cercanos porque para ellos la jornada de mañana sí­ es decisiva. ¿Será que la tercera es la vencida para Colom? ¿Será que Pérez Molina llega al poder en su primer intento, rompiendo el modelo de que hay que participar varias veces para ganar? En cuestión de horas tendremos respuesta a esas interrogantes, aunque persista la incertidumbre sobre el futuro de la Patria.