En alerta por derrames de petróleo


Millones de especies resultan perjudicadas por los derrames de hidrocarburos. (Fotografí­a por cortesí­a del Ministerio de la Defensa Nacional).

Además de poner en riesgo a millones de especies animales y vegetales acuáticas, el derrame de combustibles en las costas guatemaltecas es una amenaza a la seguridad de la población.

Javier Estrada Tobar
lahora@lahora.com.gt

Cada año ocurren centenares de derrames de hidrocarburos en los océanos, en su mayorí­a provocados por fugas en las embarcaciones que transportan recursos energéticos y accidentes a gran escala en las plataformas petroleras interoceánicas.

Las consecuencias para las distintas formas de vida marí­tima son incalculables, ya que al entrar en contacto con los derivados del petróleo -altamente tóxicos-, millones de peces, plantas y otros seres vivos mueren de forma instantánea.

Las corrientes marí­timas movilizan las aguas contaminadas por el petróleo, creando así­ una amplia red de devastación que deja a su paso muerte y desolación en el ecosistema oceánico.

Pese a que la mayorí­a de estos desastres ecológicos ocurre en zonas alejadas de las masas continentales, los seres humanos constituyen otra victima mortal de los «errores» ocurridos con el transporte del petróleo.

Alerta máxima

El frecuente tránsito de naví­os en los puertos nacionales es uno de los indicadores para que las autoridades permanezcan en alerta máxima por los derrames de petróleo.

El coronel Jorge Ortega, portavoz del Ministerio de la Defensa Nacional, refirió que el problema del derrame de hidrocarburos puede llegar a extremos catastróficos, por lo que se ha constituido un sistema de atención para este tipo de desastres.

La cartera armada junto a la de Energí­a y Minas, Ambiente, Relaciones Exteriores y otras instituciones nacionales forman parte de la Comisión Nacional Contra Derrames de Hidrocarburos.

El Departamento Marí­timo de la Defensa Nacional, que actualmente ocupa la Secretarí­a Pro témpore de la Comisión, se encarga de ejecutar los planes de inspección en los puertos más importantes del paí­s.

«Estamos concentrados en el Puerto Quetzal, del lado del Pací­fico y en el puerto Santo Tomás de Castilla en la zona Atlántica, debido al frecuente tránsito de embarcaciones por motivos comerciales», dijo Ortega.

Previo a su ingreso a las aguas guatemaltecas, los barcos deben pasar por un estricto control para determinar que su paso no va a ocasionar daños a nuestro medio ambiente, añadió.

CATíSTROFES


Las autoridades reconocen que un derrame de hidrocarburos en las aguas nacionales representarí­a una catástrofe para el ecosistema y una amenaza para la seguridad de la población, ya que las actividades económicas en los departamentos costeros se concentran en los productos marí­timos.

«Especies en peligro de extinción, como el manatí­ y otras en áreas susceptibles como los mangles, son altamente vulnerables, mientras que las personas pueden ser afectadas con enfermedades e intoxicación; estas consecuencias han motivado nuestro compromiso para participar en el esfuerzo interinstitucional», dijo Ortega.

La Defensa Nacional registró el último derrame de hidrocarburos en las costas nacionales en 1976, cuando un buque que transportaba combustibles refinados por la zona del Atlántico presentó una fuga en su tanque de combustión, lo cual provocó la extinción de camarones en esa región.