¿Emplearon bien el Bono 14 los trabajadores?


Los hombres de negocios estuvieron ofreciendo sus mercancí­as y productos de todo género en ví­speras de la fecha en que los patronos de las ciudades y de los campos estaban obligados a hacer efectivo el pago del «Bono 14».

Marco Tulio Trejo Paiz

Y… felizmente, ¡llegó la fecha de dicho pago!, tan esperada por el elemento asalariado como por el empresariado del comercio y de la industria.

Los asalariados han de haber tenido mucha necesidad de dinero, producto de su trabajo, en la galopante situación de crisis que está afectando a todo el pueblo empobrecido.

La gente de negocios se veí­a dispuesta a aprovechar al máximo la coyuntura de tipo económico. ¡Comprensible eso!

Cabe recordar que el aludido bono fue creado en las postrimerí­as del siglo pasado por iniciativa del entonces presidente constitucional de la República, ingeniero Jorge Antonio Serrano Elí­as, quien -dicho sea de paso- sigue «rumiando» el amargor del exilio en Panamá, paí­s del istmo centroamericano que simboliza la «Garganta de las Américas».

Pensamos que Serrano Elí­as es, ni más ni menos, «un perseguido polí­tico por los polí­ticos», los que le han atribuido una serie de cargos delictivos. Los que se han entronizado en el palacio verde-esperanza -polí­ticos- han tratado de extraditarlo, más que todo, evidentemente, para distraer la atención de la llamada opinión pública cuando surgen acontecimientos de esos que levantan polvaredas y suscitan verdaderas escandaladas de conmoción social con gran repercusión internacional.

Como se ha dicho en corrillos de gente pensante, en su momento el pueblo se mostró jubiloso y aceptó las medidas que provocaron la caí­da de Serrano, o sean la disolución del Congreso, de la Corte Suprema de Justicia, del Tribunal Supremo Electoral, etcétera, pues eran unas «venerables» nulidades lesivas al paí­s y al pueblo esos y otros entes que desaparecieron del mapa o quedaron fuera del «ring». Ahora hay algo más «pior», como está diciendo el socarrón de Juan Chapí­n?

Consideramos, al igual que muchí­simos compatriotas, que difí­cilmente, a pesar de los pesares, serán traí­dos al solar patrio Serrano Elí­as y Portillo Cabrera.

Al hacer relación, como de refilón, a las circunstancias que rodean a los ex gobernantes mencionados (que conste), no nos mueve propósito alguno de prohijar conceptos acusatorios ni absolutorios, sobre todo hechos por los individuos que transitan en los terrenos de la marrullera politiquerí­a partidista quien por cierto es diferente, muy diferente, a la polí­tica que apunta a dar alta jerarquí­a al Estado democrático, realmente democrático.

¡Continuemos! Volvamos al asunto que ha motivado estos breves comentarios, o sea el tema del bono 14.

A nuestro juicio, tiene un fondo de justicia social el bono de referencia. Los hombres y las mujeres, que en la vida dependen del salario, deben emplearlo en forma conveniente, moderada, como de inteligente inversión, no tirarlo en tabernas, en lupanares, en juegos de azar, en orgí­as, en artí­culos suntuarios que inundan el mercado.

Indudablemente, estamos como a rebalsar de oscuros antros de vicios y en plena zona de influencia de paí­ses desarrollados o superdesarrollados que nos crean «necesidades innecesarias», valga lo redundante.

Lo que realmente se necesita para subsistir dignamente, sin angustias, sin problemas o cuitas mayores, es lo que debe afrontarse con el salario ordinario y con prestaciones como la del bono 14; de lo contrario, si se hacen gastos dispendiosos, a lo manirroto, ningún dinero podrá bastar para encarar con decisión las situaciones agobiantes que se presentan al paso de ese monstruo aplastante que conocemos como «inflación» que, según parece, va de largo en Guatemala y en el resto de nuestro convulso mundo.