La ayuda internacional empezaba a llegar lentamente hoy al este de Filipinas, cinco días después de un gigantesco alud que causó unos mil 300 muertos y desaparecidos, según un nuevo balance.
El ciclón Durian desencadenó unas fortísimas lluvias que el jueves provocaron un corrimiento de tierra en el este de Filipinas y hoy seguía amenazando la región, aunque pasó a una categoría menor, la de tormenta tropical.
En el cercano Vietnam, el ciclón mató a 37 personas en el sur del país.
En Filipinas, el gigantesco alud de lodo dejó 1.266 muertos y desaparecidos, según un nuevo balance difundido hoy por la Oficina de Protección Civil.
Se confirmó la muerte de 526 personas y 740 desaparecieron, indicó esta oficina, mientras que cerca de mil personas quedaron heridas y 230 mil viviendas fueron destruidas. Los daños se evalúan en 1.200 millones de pesos (24,2 millones de dólares), según los nuevos datos.
«La búsqueda de supervivientes ha terminado», dijo por su parte Daniel Fernández, miembro de un equipo de socorristas especializados que viajaron desde España con perros.
Cerca de 1,54 millones de personas quedaron afectadas por el alud de barro y cenizas que se deslizó por la falda del volcán Mayon, en la región de Bicol (este).
Más de 700 poblados fueron afectados y 83 mil personas huyeron a centros de evacuación.
Cinco días después de la catástrofe, la ayuda empezaba a llegar a la región, hasta ahora casi inaccesible debido a las inundaciones y desprendimientos.
Dos aviones Hércules C-130 indonesios aterrizaron hoy a primera hora en Legaspi, principal ciudad de la región, aportando 12 toneladas de víveres y medicamentos.
Además, un equipo de bomberos españoles instaló un hospital de campaña cerca de Legaspi.
Tras sobrevolar la zona devastada, la presidenta filipina, Gloria Arroyo, hizo un llamamiento al «gobierno a todos los niveles para que cooperen».
«Debe continuar la búsqueda de víctimas mientras nos ocupamos de los enfermos y de los que tienen hambre en los centros de evacuación, pero también tenemos que buscar soluciones permanentes a las causas de las catástrofes», añadió, según un comunicado.
«Necesitamos medicinas, refugios temporales como tiendas de campaña y alimentos», dijo la responsable de las operaciones de protección civil, Agnes Palacio. «También necesitamos purificadoras de agua porque no tenemos agua potable», añadió.
El total de los 4,6 millones de habitantes de la región de Bicol seguía hoy sin electricidad.
Se espera que la llegada de ayuda se acelere en los próximos días procedente de Japón, Singapur y Malasia, que prometió un avión Hercules C-130 con 20 toneladas.
Otros países como Canadá, Australia, China y la ONU también se comprometieron a enviar donaciones.
Los servicios de protección civil buscan posibles epidemias en la zona, «pero hasta ahora no hemos recibido informaciones» al respecto, a pesar de que muchos cadáveres aún no han podido ser enterrados, según Palacio.
Al menos 55 personas murieron en Vietnam y otras 26 estaban desaparecidas hoy después del paso del tifón Durian que azotó el sur del país tras causar 1.200 muertos o desaparecidos en Filipinas, se supo de fuentes oficiales.
Este tifón, el octavo del año en el país, provocó vientos de 120 km/h antes de debilitarse y transformarse en depresión tropical a su llegada a tierras vietnamitas.
Un total de 28 personas murieron en la provincia turística e industrial de Ba Ria Vung Tau, al este de Ciudad Ho Chi Minh (sur).
Los vientos fueron más fuertes en el delta del Mekong. Ocho personas murieron en la provincia de Ben Tre, a pesar de la evacuación de 3.500 personas de las zonas consideradas de alto riesgo.
En la provincia de Binh Thuan, en particular en la isla de Phu Quy, a 250 km de la costa, las ráfagas destruyeron cientos de barcos anclados cerca de tierra, arrancaron de cuajo tejados y derribaron postes eléctricos.
Dos personas se daban por desaparecidas en un pueblo de esa provincia y tres en la provincia de Phu Yen, más al norte.