España, sin el número uno del mundo, Rafael Nadal, hizo aflorar ayer el talento de Feliciano López (31) para tumbar a la joven revelación argentina, Juan Martín Del Potro (9), y dejar la serie 1-1, en apasionante final de la Copa Davis que se disputa sobre superficie dura en Mar del Plata (sur de Buenos Aires).
López, segundo singlista español, alimentó la ilusión de España de ganar por tercera vez la Ensaladera de Plata, al vencer a Del Potro por 4-6, 7-6 (7/2), 7-6 (7/4) y 6-3, y empatar la serie que había desnivelado David Nalbandian (11).
«Si éste no fue el mejor partido de mi vida, casi, porque fue en una final de la Davis y contra un «top ten» y ¡cómo lo he hecho!, es el momento más feliz de mi carrera. Creo que he hecho un partido perfecto», dijo radiante el toledano de 27 años.
Nalbandian había demolido en el primer turno a David Ferrer (12) por 6-3, 6-2 y 6-3 y establecido una ventaja que se hizo humo hasta enmudecer a unos 10.000 aficionados en el estadio Malvinas de Mar del Plata, donde tienen la esperanza de ganar el trofeo por primera vez.
«Ganarlo (el partido) rápido fue increíble. Digo gracias a la gente por alentar tanto, es maravilloso», declaró Nalbandian.
Pero la derrota de Del Potro provocó un giro de 180 grados en la serie, de modo que el capitán argentino, Alberto «Luli» Mancini, decidió mover «al Rey» en el tablero, al designar a Nalbandian, de 26 años, para disputar el sábado el dobles en pareja con Agustín Calleri (60), el más veterano, de 32 años.
Y en una reafirmación del respeto ganado por López, héroe de la primera jornada, el capitán español, Emilio Sánchez Vicario, confirmó a López para jugar en pareja el sábado con Fernando Verdasco (16), ambos zurdos.
Nalbandian dominó con autoridad los ritmos del juego y controló las reacciones impetuosas del español con su formidable revés a dos manos y algunos toques mágicos de drop.
Sánchez Vicario elogió a López por «su altísimo nivel» y de pasó opinó sobre el público que «fue espectacular su comportamiento, la forma en que cantan y cuándo cantan también, con tanta pasión y sentimiento que nos mirábamos admirados».
López, a su lado, era una fiesta, y de buen humor reveló Rafael Nadal, el lesionado número uno del mundo, montó un show con su triunfo, mientras unos 400 españoles agitaron banderas rojigualdas en las tribunas.
«»Rafa», por su personalidad, no podía perderse de ver el partido por televisión. Estaba de vacaciones. Pero se le cortó la transmisión a mitad del encuentro», dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
Ferrer, de 26 años, fue quien tuvo que empuñar la primera raqueta de su país, pero al alicantino lo traicionaron los nervios.
«El hecho es que nunca pensé que el partido iba a ser tan fácil (para Nalbandian). Nunca me ganó así. Me sentí muy inferior, me duele como tenista», dijo apesadumbrado.
Sin haber sufrido la influencia del atronador aliento con cánticos y batir de tambores de los aficionados locales, Ferrer cometía errores no forzados.
Del Potro, de 20 años, planteó ante López una pelea tanto a tanto con el tremendo poder de su servicio, con un aluvión de aces, pero su tenis languidecía hasta que sufrió una lesión muscular que lo anuló aún más.
López le dio así la razón al capitán Emilio Sánchez Vicario, quien confió en él, en detrimento de Verdasco.