Emotiva conmemoración de insurrección de Varsovia


Eleonora Zaremba, miembro de la resistencia polaca en su casa en Varsovia, donde se celebrará el aniversario tras la Segunda Guerra Mundial.

FOTO LA HORA:  AFP    JANEK SKARZYNSKI» title=»Eleonora Zaremba, miembro de la resistencia polaca en su casa en Varsovia, donde se celebrará el aniversario tras la Segunda Guerra Mundial.

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<p>Los sobrevivientes de la insurrección que estalló el 1º de agosto en Varsovia contra el ocupante nazi se disponen a celebrar con emoción el aniversario de ese levantamiento, que durante largo tiempo fue ocultado por el régimen comunista instalado en Polonia por la URSS tras la Segunda Guerra Mundial.</p>
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«Este 65º aniversario es excepcional. Muchos de nosotros no estaremos aquí­ para el 70º», señala Zbigniew Scibor-Rylski, de 92 años, jefe de una asociación de ex combatientes.

Sobre los estimados 32.000 sobrevivientes, unos 3.500 aun están con vida. La mayorí­a tení­a menos de veinte años en 1944.

La insurrección de 1944 fue un intento polaco de instaurar un poder antes de la llegada de las tropas soviéticas. Sólo se conmemora oficialmente desde 1989, año que cayó el régimen comunista.

Las ceremonia de conmemoración están en boga. Grupos de música pop acaban de editar un disco con los poemas cantados en tiempos de guerra, un maratón nocturno reunió a unos 3.000 participantes y los apasionados de historia crearon en el portal de Facebook a personajes que encarnan a los resistentes.

El levantamiento fue lanzado por el Ejército del Interior (AK), estructura clandestina de la resistencia no comunista en la Polonia ocupada, que movilizó en Varsovia a unos 50.000 combatientes mal armados.

«Para nosotros, la más importante era combatir por una Polonia libre e independiente», explicó un ex resistente, Boleslaw Hozakowski, de 86 años.

Los jefes de AK esperaban liberar Varsovia, pero fracasaron. Luego de 63 dí­as de combates, los resistentes capitularon el 2 de octubre.

Unos 18.000 combatientes murieron, así­ como 17.000 soldados alemanes.

La población civil fue la que más sufrió. Unas 200.000 personas fueron masacradas y los 500.000 sobrevivientes fueron deportados de la ciudad que fue sistemáticamente destruida por orden de Adolf Hitler.

El barrio del gueto judí­o ya habí­a sufrido lo mismo en abril de 1943 cuando la resistencia de combatientes judí­os fue aplastada por las tropas alemanas.

En el otoño de 1944 el Ejército Rojo llegó a las puertas de Varsovia y se detuvo en la orilla oriental del Ví­stula.

Los resistentes contaban con la ayuda de las tropas rusas, pero lejos de ser ingenuo, Stalin sabí­a que el movimiento estaba dirigido militarmente contra la Alemania Nazi pero polí­ticamente apuntaba a la URSS.

Los dos paí­ses se habí­an dividido a Polonia en 1939 tras el pacto germano-soviético que Hitler rompió en 1941.

«La polí­tica de Stalin era evidente. Quiso que los alemanes destruyeran a la resistencia polaca», estimó un historiador polaco, Piotr Sliwowski.

Algunos historiadores creen sin embargo en la versión de Moscú, según la cual la insurrección se produjo «muy pronto» ya que el Ejército Rojo, agotado por una larga ofensiva, necesitaba reposo.

Los soldados polacos enrolados en el Ejército Rojo intentaron ayudar en el levantamiento, pero la mayorí­a de las tropas soviéticas no se movió. Stalin también rehusó a los aliados occidentales la autorización para aterrizar detrás del frente oriental para llevarle armas a la resistencia, obligándolos a realizar vuelos peligrosos desde la Italia liberada.

Recién el 17 de enero de 1945 las tropas soviéticas ingresaron en Varsovia, que ya era un montón de ruinas. En Lublí­n (este) ya se habí­a formado un gobierno pro comunista polaco.

Muchos combatientes del AK fueron ejecutados, encarcelados y perseguidos, y luego condenados al olvido.