El enigma sobre Emmanuel, el hijo de un rebelde de las FARC con una secuestrada, ahogó la anunciada entrega de tres rehenes y puso en riesgo la credibilidad del presidente colombiano, ílvaro Uribe, quien aseguró que el niño no está en poder de la guerrilla, estimaron analistas.
La hipótesis de que el pequeño estaría libre en Bogotá desde 2005 bajo el nombre de Juan David Gómez Tapiero, se constituyó en la estocada final a la operación que el presidente venezolano, Hugo Chávez, había preparado para recibir a Emmanuel, a su madre Clara Rojas y a la ex congresista Consuelo González.
Uribe salió con esa teoría a desvirtuar el argumento de las FARC de que por falta de condiciones de seguridad no podían cumplir con la entrega prometida a Chávez.
«Las FARC no se han atrevido a cumplir el compromiso de liberar a los secuestrados, porque no tienen en su poder al niño Emmanuel», dijo Uribe el lunes en el aeropuerto de la ciudad de Villavicencio (95 km al sureste de Bogotá), escenario del frustrado operativo.
Según la hipótesis que debe ser probada o desmentida mediante una prueba de ADN, Emmanuel, de tres años y medio, fue entregado a las autoridades de protección familiar en julio de 2005.
El niño hoy se encuentra en Bogotá en un «hogar sustituto» con el nombre de Juan David Gómez Tapiero.
Analistas se declararon sorprendidos y asombrados por la hipótesis lanzada por Uribe y consideraron inoportuna haber planteado esa suposición.
Carlos Lozano, miembro de una comisión civil creada para facilitar el acuerdo humanitario que permita la liberación de rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), se declaró «sorprendido por la irresponsabilidad del presidente».
«Una situación de éstas no se puede trabajar con hipótesis», apuntó Lozano quien es miembro del Partido Comunista de Colombia y director del semanario de ese partido.
El catedrático Carlos José Herrera, tras coincidir que Uribe «no fue oportuno», dijo que debió manejar esa hipótesis en privado con los delegados de siete países que acudieron a Villavicencio para ser garantes de la anunciada entrega de los tres rehenes.
«Aunque fue inoportuno no puede decirse que Uribe salió a abortar la operación porque Uribe no es torpe; aquí hay algo supremamente raro», añadió el director del posgrado en Resolución de Conflictos de la privada Universidad Javeriana de Bogotá.
Herrera, quien estimó que Uribe debe tener un alto grado de seguridad en esa hipótesis, advirtió «que si la hipótesis es cierta, queda una situación abiertamente difícil para cualquier intercambio» (humanitario de rehenes).
Por su parte, el politólogo y catedrático Fernando Giraldo, calificó como «una salida en falso» la hipótesis de Uribe, pero consideró que el mandatario debe tener una información «muy cierta» para haberse atrevido a lanzarla.
«Si llega a ser falso, Uribe queda como un mentiroso, no tanto dentro del país, sino a nivel internacional donde quedaría muy mal parado», puntualizó, para seguidamente advertir que ahora el mandatario «recupera nuevamente el terreno» sobre el manejo del caso de los rehenes.
Vicente Rangel, director de la fundación Seguridad y Democracia, estimó que «desde el comienzo fue una operación de propaganda internacional (que) entre más se prolongue, pues mucho mejor para sus promotores, que son las FARC y el gobierno del presidente Chávez».