Embarazos de adolescentes


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Implicaciones sobremanera genera el crítico problema psicosocial y económico de los embarazos de menores de edad. Al azar traigo a cuenta fragmentos bíblicos en torno al penoso asunto. Por ejemplo: del Génesis el señalamiento «creced y multiplicaos» y del Eclesiastés, «para todo hay un tiempo». Sin embargo, pareciera nos encontramos ante una contradicción.

Juan de Dios Rojas


Criterios de entendidos en la materia externados siempre,  reflejan algo ineludible, como viene a ser el hecho ahora considerado alarmante, los embarazos prematuros.  Ocupa lugar digno de primer impacto tratar el problema consecuencia directa de la evolución y cambios registrados en la vida de los seres humanos.  Añadimos fruto de la estimulación tempranera en vigor.
Quizás tienen alguna explicación, uno nunca sabe nada,  decires de natura empírica, pero apegadas a la práctica visualizada, inclusive imperante, como quiera que sea.  Aludo al efecto que resulta al final aceptable,  a las pruebas me remito.  Hay fuerza demoledora en la situación del medio, un elemento determinante en la persona. Desde ahí despunta lo prematuro.
Nuestra población, no puede negarse, vive en condiciones precarias. A la cabeza determinante la promiscuidad innegable, circunstancia ocasionadora del despertar forzoso de las hormonas,  verdadero aluvión y transformación individual. Los niños,  niñas y adolescentes sin querer queriendo son testigos a menudo de las relaciones sexuales de sus progenitores,  no cabe duda.
La amistad en la denominada cuadra,  asimismo en la colonia,  en fin en el asentamiento también protagoniza similares escenas que influyen más antes que después en el avance prematuro sexual. Desempeñan esas amistades el papel de educadores en incorrecto sentido y los resultados pronto son vistos de inmediato. Como un lastre queda una adecuada educación de orden sexual.
Tampoco puede marginarse otro factor preponderante, respecto a los embarazos prematuros,  consistente en la libertad,  ajena a censura alguna de medios amarillistas, también de la gran intrusa, así denominada la TV.  Sobre todo hoy en día el cable, cuyo horario fuera del control de educadores y padres de familia deja el campo libre a niños, niñas y adolescentes en general.
Escenas tórridas de romances subidos de tono son trasmitidas en las telenovelas de enjundia, totalmente libres de conato y celo. Todo este material que tiene tildes de basura por exaltados analistas y gente de la calle, proporciona su cuota de enardecer y propiciar los aludidos embarazos de naturaleza prematura,  hoy origen de dicha problemática aguda.
La sumatoria, cuya aproximación al penoso tema psicosocial y humano pone en jaque a sectores estrechamente ligados al asunto. La prevención continúa mostrando una posición pendiente de recuperación. Ahora es urgente y necesario en alto grado emprender campañas divulgativas relacionadas con el tema central,  centrados en dosis extrema de educación sexual.
Antes en el medio rural se consideraba caldo de cultivo para el crítico caso antes enfocado, reitero como una aproximación el tema en los anteriores renglones. Parte del costumbrismo decían simplemente; pero la verdad es que aquellas regiones, otra Guatemala con sus propios problemas, costumbres y cultura, constatada en visitas a este medio daba las pautas.
Y en el medio urbano,  inclusive la capital,  el caso exhibe indicadores merecedores de atención especial,  no exclusiva.  Según datos del Ministerio de Salud Pública y · entre el 2009 y el 2011 se registró un aumento de 10.85 por ciento en partos de adolescentes.  El año pasado atendieron 26,527 casos de índole alarmante,  empero amarga realidad.
Hay carencia de planificación específica en materia de salud reproductiva y su par lo sexual. Ya no cabe la estigmatización de las embarazadas adolescentes, tampoco la discriminación. Darles una mano es necesario, en vez de la mojigatería desvelada a estas alturas, soluciones prácticas deben ponerse en acción de inmediato, con colaboración estrecha de los sectores comprometidos.