Michael Jackson, MJ, murió recientemente y estaba por cumplir 50 años; Sandro alcanzaba los 64 años cuando entró al hospital y la semana pasada habría cumplido 75 años Elvis Presley.
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Reflexiono semióticamente sobre temas que tienen relación con estos tres personajes. La cultura popular del siglo XX ha tenido un fuerte impacto en la vida de nuestras generaciones. Como ejemplo: nunca antes la humanidad había sido conmovida, literalmente hablando, por la muerte de un personaje, que de chico había sido muy pobre y anónimo, pero como meteoro alcanzó fortuna y fama mundial, en escasísimo tiempo por esfuerzo propio, por medio del fenómeno de la música pop. Este trío tiene ese elemento que los une.
Segundo significado profundo: la música popular se ha convertido en uno de los mecanismos extraordinarios para trocar vidas de millones de seres en todo el planeta. En el caso de estos tres ídolos pop, su influencia fue realmente impresionante. Y en cada generación, todos sentimos como que había muerto un familiar muy querido o alguien de especial cariño, muy próximo, cuando nos enteramos de sus decesos, curiosamente en circunstancias muy parecidas, en los casos de Elvis y a MJ.
A mi me conmovió la muerte de Elvis, cuando estaba en la cabina de Radio Exclusiva, en 1210 kilociclos AM, junto a Eduardo Salatino y Luis Vidal, con quienes compartíamos los sábados por la noche un programa para desvelados, sonando rock del bueno. Recuerdo que recibimos centenares de llamadas telefónicas con profundo pesar por la muerte del Rey del Rock. La gente lloraba a raudales y las manifestaciones de dolor, eran sencillamente extraordinarias. Algunas hasta me parecieron exageradas.
Y cuando murió MJ, el año pasado, volví a tener esa misma sensación, pese a que no era de mi total agrado, pero admiraba su capacidad artística, aunque condené siempre su no aceptación de la negritud esencial de su vida… y su blanca trasformación por la vía del insensato vitíligo.
En tanto, con la muerte de Sandro se selló la imagen de los latinoamericanos influenciados por Elvis, quienes adoraban a este ídolo mundial, que llevó el rock and roll a todos los confines del mundo. El rock se convirtió para la juventud del siglo pasado en un himno de protesta, que rápidamente sería cooptado por las poderosas casas disqueras mundiales, pero se impondría en todo el globo terráqueo. Ese electrizante ritmo urbano nacido a mediados del Siglo XX en sociedades industrializadas, pero que se reinventa cada día, fue la expresión auténtica de una generación que rompió con el mito de que la música era hecha por y para los adultos, no para los jóvenes.
Elvis le debió su éxito, en gran parte, a la explosión de la radio comercial y musical en Estados Unidos y al clon modélico en la mayoría de países del mundo capitalista, en un fenómeno de masas que representa el sueño de generaciones que le siguieron. Pero Elvis fue el primero y al continuar sus pasos millones de jóvenes, todavía hoy, ansían encontrar la fórmula de cómo dejar huella imborrable.
Hay varias cosas más que unen las vidas de estos tres exitosos artistas pop: sus movimientos sensuales, sus estilos inconfundibles en el escenario y su calidad indiscutible como interpretes de baladas. Hoy son tres íconos mediáticos que sobrepasaron su propia historia, para convertirse en mitos urbanos del siglo XX.
Elvis, el Rey del Rock, cumplió 75 de haber nacido, y murió con «pesados» 42 años en 1977. MJ, Rey del Pop, nació en 1959 y murió en 2009, con 50 «descoloridos» años y Sandro de América murió en estos inicios del 2010 con sus 64, «bien fumados». ¿Quién morirá este año cómo para hacer llorar al mundo otra vez? Algunos muy pocos, seguramente.