Negar cualquier relación con los atentados islamistas de 2004 en Madrid o su pertenencia a la red Al-Qaeda ha sido la estrategia de dos de los supuestos «cerebros» del 11-M (191 muertos y 1.824 heridos) citados al banquillo en el segundo día del macrojuicio que se celebra en esta capital.
«No», respondió en árabe el marroquí Youssef Belhadj, alias «Abou Doujanah el afgano», considerado uno de los cuatro «ideólogos» de los ataques del 11 de marzo de 2004 en Madrid por el que están acusadas 29 personas, cuando su defensor le preguntó el viernes si tenía alguna relación con esos ataques.
«Condeno estos atentados y todos los que ha habido en el mundo. Estoy en contra de cualquier forma de violencia», sostuvo Belhadj interrogado por su defensor sobre afirmaciones que habría hecho a su sobrino, asegurando que «los atentados de Madrid le parecían poco».
«El afgano» negó pertenecer al Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), movimiento salafista que la justicia española vincula con el 11-M, pertenecer a Al-Qaeda o a otro grupo terrorista o considerarse un «integrista radical».
«Soy un musulmán normal», sostuvo el procesado de 31 años, que mantuvo un semblante serio ante el tribunal de la Audiencia Nacional, principal instancia penal española, presidido por el juez Javier Gómez Bermúdez.
La fiscalía considera que Belhadj, nacido el 27 de mayo de 1976 en Marruecos, detenido en Bélgica en 2004, era el portavoz de Al-Qaeda en Europa y aparece en un video que reivindicó el 11-M hallado el 13 de marzo en una papelera ubicada cerca de la Mezquita de la M-30, en Madrid.
«Esto es un aviso del portavoz del ala militar de Ansar Al-Qaeda en Europa, Abu Duan al Afgani», se afirmaba en esa cinta reivindicativa.
«No», respondió una vez más Belhadj preguntado si fue la persona que reivindicó en ese video la peor tragedia terrorista ocurrida en España.
Belhadj negó conocer a «Mohamed el egipcio» y a Hassan el Haski, considerado ex jefe del GICM en Europa y otro de los supuestos «cerebros» de los atentados de Madrid, aunque sí a otros acusados que vivían en su «barrio» en Marruecos.
La fiscalía reclama contra Belhadj 38.656 años de cárcel por los delitos de pertenencia a organización terrorista, por 191 delitos de asesinato y 1.824 tentativas de asesinato.
El marroquí siguió la misma estrategia que el jueves, en la apertura del juicio, empleó Rabei Ousmane Sayed Hamed, alias «Mohamed el egipcio», uno de los principales «instigadores» de los ataques, al negarse a responder a las preguntas de fiscal y acusación.
«Sólo quiero contestar a mi defensor», respondió Belhadj al presidente del tribunal al comenzar la segunda audiencia del macrojuicio en un pabellón, transformado en «bunker», de la Audiencia Nacional, en el oeste de Madrid.
Vestido con vaqueros, suéter negro y chaqueta de paño oscura, Belhadj escuchó antes decenas de preguntas de la fiscal Olga Sánchez.
«Â¿Cree usted que en el Corán exista alguna palabra que justifique los atentados del 11 de marzo en Madrid?», fue la última pregunta de la fiscal.
El marroquí, que explicó que antes del 2000 dejó su país rumbo a Bélgica donde vivían cuatro de sus hermanos, aseguró que vino a España tres veces en los años 2000, 2002 y 2004 para poder obtener papeles legales.
El tribunal procedió luego a la lectura de la declaración sumarial de Belhadj para establecer supuestas contradicciones con sus respuestas.
El macrojuicio, que durará hasta julio y cuya sentencia se conocerá en octubre, se inició casi tres años después del 11-M, que la fiscalía española atribuye a una célula inspirada en Al Qaida y vinculada al GCIM, motivada por la intervención de España, durante el gobierno conservador de José María Aznar (1996-2004) en la guerra de Irak.
Quince marroquíes, nueve españoles, dos sirios, un egipcio, un argelino y un libanés pasarán por el banquillo de los acusados.
Diez bombas activadas mediante teléfonos celulares estallaron el jueves 11 de marzo de 2004 entre las 07H37 y las 07H40 de la mañana en cuatro trenes suburbanos que se dirigían repletos de viajeros a la estación madrileña de Atocha.
El marroquí Jamal Zougam, considerado uno de los «autores materiales» de los atentados islamistas del 11 de marzo de 2004, negó hoy haber colocado una de las bombas en uno de los cuatro trenes atacados, en el segundo día del macrojuicio que se celebra en Madrid.
«Es imposible que yo hasta estado ahí. Yo estaba durmiendo en mi casa», afirmó Zougam, de 43 años, contra quien la fiscalía reclama 38.654 años de cárcel por los delitos de asesinato terrorista, tentativas de asesinato, estragos terroristas y pertenencia a organización terrorista.
Zougam, primero de los 29 acusados en este macrojuicio que acepta responder a las preguntas de la fiscal Olga Sánchez, fue identificado por testigos oculares de los atentados y fue uno de los primeros detenidos tras los ataques de Madrid que causaron 191 muertos y 1.824 heridos.
Sólo a su abogado
El marroquí Hassan el Haski, tercer supuesto «cerebro» de los atentados islamistas de 2004 en Madrid, considerado ex jefe del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) en Europa, afirmó el viernes que sólo responderá a su abogado, en el segundo día del macrojuicio por el 11-M.
«No voy a responder más que a mi abogado defensor», se limitó a indicar el procesado, contra quien la fiscalía reclama más de 38.656 años de cárcel por los ataques contra cuatro trenes suburbanos que a primera hora del jueves 11 de marzo de 2004 iban a la estación madrileña de Atocha.
El Haski adoptó la misma posición que los acusados que lo precedieron en el banquillo, Rabei Ousmane Sayed Ahmed alias «Mohamed el egipcio» y el marroquí Youssef Belhadj, al negarse a responder a las preguntas del ministerio público y de los abogados de la acusación.
Apodado «Abou Hamza», vestido con suéter y vaqueros negros, el procesado, escuchó inmutable las preguntas de la fiscal Olga Sánchez.
«Â¿Organizó usted junto a Rabei Ousmane Sayed Ahmed y a Youssef Belhadj los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004? ¿Dio usted la autorización final para la comisión de aquellos atroces atentados?, fueron las dos últimas preguntas de la fiscal.