Electores denuncian presiones



Los testimonios de electores presionados para que acudan a las urnas y voten por el partido en el poder Rusia Unida afluyen a unos dí­as de las elecciones legislativas rusas, una situación «sin precedentes» desde la época soviética, según algunos observadores.

«No hace mucho, dos representantes de Rusia Unida vinieron donde nuestros directores», dice Natalia, de 35 años, habitante de Vyborg (150 km al oeste de San Petersburgo, que trabaja para una empresa estatal.

«No sé si les han prometido alguna cosa o los han amenazado, pero poco después todos los empleados fueron reunidos y se nos ’recomendó’ vivamente que votasemos por Rusia Unida», sostiene.

Estudiantes presionados a votar so pena de ser excluidos, profesores conminados a votar por Rusia Unida o a votar en su centro de trabajo, escolares que pegan carteles del partido: este tipo de testimonio hierven en los blogs, o sitios como er-vnezakona.ru, o en el sitio de Golos, la asociación de defensa de los derechos de los electores.

Algunas personas aceptan hablar directamente con los periodistas, pero muchos tienen miedo, incluso de hablar anóninamente, y se abstienen.

«Es una campaña sin precedentes por las presiones que sufren los electores, los arrestos de candidatos, esto nunca se ha visto en elecciones federales», dice por su lado el politólogo Alexandr Kynev del FIPD, ONG especializada en el campo de la información, en una conferencia de prensa de Golos.

Se trata de conseguir un í­ndice de participación y el resultado más elevado posible para el partido Rusia Unida, cuya lista electoral encabeza el presidente Vladimir Putin en persona, explican otros especialistas presentes en la conferencia de prensa.

«La mayorí­a de regiones de la Federación tienen como tarea lograr para Rusia Unida el mismo resultado logrado por Putin en la presidencial de 2004», o sea 71% de votos con una tasa de participación de 64%, indicó a la AFP Andrei Andreev, miembro del Comité Central del Partido Comunista ruso.

«Hay gente que llama a las puertas con documentos donde se lee ’Por Rusia Unida, En contra, o No va a votar», cuenta por teléfono a la AFP Vladimir Korotaev, 55 años, de Maikop, en República de Adygea, a más de 1.600 km al sur de Moscú.

«Mi hijo volvió una tarde diciendo que la maestra habí­a dicho que al dí­a siguiente, el 17 de noviembre, no habrí­a clases y que los muchachos irí­an a pegar afiches de Rusia Unida en una aldea a 30 km del nuestro», dice a su vez un negociante, Alexandre Petin, 43 años, de Tulski, en la misma región.

«Soy miembro de Rusia Unida pero le dije a mi hijo de 15 años que le prohibí­a ir», afirma.

Uno de los métodos de presión evocados con frecuencia es forzar a los electores a obtener un certificado que les permita votar no en su circunscripción sino en la oficina de votación del barrio donde trabajan, en presencia de colegas y superiores.

La Comisión Central Electoral indicó el miércoles pasado a la AFP que habí­a emitido «más de dos millones» de esos certificados hasta el momento, a la intención de las comisiones regionales.