Guatemala enfrenta en la actualidad las implicaciones de un gran deterioro ambiental. Esta realidad explica la necesidad de actuar con racionalidad planificando una adecuada política ambiental. Su acción puede integrarse al plan de gobierno de cada partido político en la presente contienda electoral. Un factor negativo sería triunfar en las elecciones sin una percepción socioeconómica y política de la problemática ambiental guatemalteca.
La planeación ambiental debe impulsarse sin excluir a nadie. El propósito es consolidar esfuerzos de coordinación ambiental en los distintos niveles de gobierno y sociedad civil, así como promover modelos de desarrollo sostenible que incentiven aplicaciones nacionales de ciencia y tecnología. No se encuentran fuera de la realidad las acciones para lograr financiamiento no tradicional, la capacitación de recursos humanos y el crecimiento relativo a indicadores de sostenibilidad según las distintas regiones del país. El desarrollo sostenible significa analizar de una manera distinta lo concerniente al bienestar porque las decisiones tomadas en cualquier parte del mundo pueden afectar a otras naciones y trabajar hacia el futuro sin afectar a las generaciones futuras.
En la planificación ambiental deben asumirse los compromisos de Guatemala en la comunidad internacional. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, Río de Janeiro, junio de 1992, fue un evento de singular trascendencia. En ella se asumió fortalecer el actual desarrollo sustentable. En octubre de 2001 se realizaron consultas en diferentes departamentos guatemaltecos con los principales sectores de la sociedad para obtener sus opiniones con relación al grado de cumplimiento nacional de los acuerdos de Río. Los resultados demostraron la necesidad de fortalecer los temas de la Agenda 21. Se le dio este nombre al Programa Global para el Desarrollo Sostenible en el siglo XXI.
Los países centroamericanos siguen impulsando como ejemplo de cooperación regional desde 1990 la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo. También se destaca el establecimiento, en 1994, de la Alianza Centroamericana para el Desarrollo Sostenible. Asimismo, Guatemala es parte de la Convención sobre el Control de Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos, la Convención sobre el Derecho del Mar y la Convención para Combatir la Desertificación y Sequía, y del Convenio de Diversidad Biológica, el cual hace referencia a la amplia variedad de seres vivos y los padrones naturales que la conforman.
Guatemala firmó el Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto. No se desconoce en el ámbito internacional que las emisiones de dióxido de carbono emanan esencialmente de los países desarrollados y comparten responsabilidad por efectos como la desertificación y sequía, el alza del nivel del mar y las condiciones meteorológicas extremas. Guatemala también estuvo presente en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, en Sudáfrica, septiembre de 2002, donde se planteó la necesidad de establecer planes para erradicar la pobreza y promover el desarrollo humano.
Es conveniente situar lo concerniente al manejo de los recursos naturales, según los Acuerdos de la Cumbre de la Tierra de 1992. Entre otros indicadores pueden señalarse la activa participación de los actores gubernamentales y no gubernamentales, asegurar la transparencia en los procesos de toma de decisiones, el derecho de los guatemaltecos a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza, el deber del Estado de utilizar el principio de precaución, reducir la pobreza y eliminar la desigualdad social, proteger los conocimientos tradicionales para que sean considerados en los actuales sistemas de propiedad intelectual, y cumplir con las responsabilidades adoptadas por las naciones para conservar y proteger la integridad del ecosistema planetario.
Los temas prioritarios ambientales incluyen la protección de recursos hídricos, generación de energía limpia, gestión de áreas protegidas para el uso sostenible de la biodiversidad, y la reducción de la vulnerabilidad a los impactos del cambio climático. Asimismo, asumir la preocupación de la ciudadanía guatemalteca por la salud, saneamiento ambiental, y el desarrollo técnico-científico fundamentado en la conservación y uso sostenible de los recursos naturales. También deben realizarse especiales esfuerzos para promover políticas energéticas con énfasis en energías renovables, incluyendo la producción y uso de combustibles de origen agrícola, como el alcohol carburante. De igual manera, otorgar importancia al Convenio de Cooperación para la Protección y Desarrollo Sostenible de las Zonas Marinas y Costeras del Pacífico Nordeste.
En el diseño de políticas relativas al entorno natural, debe fomentarse la responsabilidad social, estudiar las culturas guatemaltecas y sus formas de interacción, estimular la participación comunitaria en la solución de sus problemas, procesar consensos e informar a la sociedad con el propósito de lograr un mayor nivel de compromiso en la creación de alternativas. En otras palabras, resolver los problemas del ambiente incluye tener un pensamiento democrático. Sólo de esa manera puede continuar la vida sin afectar la naturaleza.