La etnia o la composición étnica de una persona no ha tenido en Guatemala ninguna influencia sobre los resultados en las elecciones, pues de ser así, estaríamos vaticinando que Pérez Molina sería el próximo presidente de Guatemala, lo cual parece no ser cierto, ya que las encuestas señalan a Colom como favorito.
Para los que se pregunten por qué digo que Pérez Molina sería el próximo presidente y no doña Rigoberta Menchú, es porque la mayoría de guatemaltecos se considera estar ubicados dentro de composición étnica ladina, tanto por cuestión sanguínea como por sentimiento de pertenencia.
Cuando vinieron los conquistadores españoles se inició la fusión de éstos con los indígenas, siendo el caso que gran cantidad de pobladores del oriente de la República desciende de Francisco de Lobo Vargas, casado con la mestiza Francisca de Paz, quien era hija de Alonso de Paz con doña María de Molina, hija del Cacique de Soconusco, esto último confirmado por Franz Binder, eminente investigados de origen alemán. Los hijos de Lobo Vargas y Francisca de Paz al casarse con españoles fueron castizos y la siguiente generación vuelve al término español. Los hijos de blancos con negros fueron mulatos, mulatos con blanco fueron pardos, pardos con blanco pardos fueron pardos claros. Paralelamente se fueron dando otras combinaciones, como negros con indígenas llamados afromestizos, estos con indígenas, con blancos o con mestizos, que dieron una serie de combinaciones que fue difícil etiquetarlas, por lo que a los que tenían un componente de raza blanca se les llamó «ladinos» y a los que no, que no eran negros o mulatos, se les generalizó la palabra indígena.
Por todo ese cruce étnico, por lo sanguíneo y por costumbres, se puede llegar a la conclusión de que en Guatemala el 60% de la población es ladina, el 30% indígena y los blancos forman menos del 10%, sin embargo, si usted suma preferencias del electorado verá que más del 50% es de los tres candidatos considerados blancos dentro de los cinco que encabezan las encuestas.