Unos 37 millones de ucranianos están convocados a elegir el domingo un nuevo Parlamento con la esperanza de poner fin a una espiral de crisis políticas en esta joven democracia del antiguo bloque soviético que ha anunciado un acercamiento a la Unión Europea (UE).
En una jornada en la que la propaganda política está prohibida, la prensa del país realizó este sábado un llamamiento a los ucranianos para que abandonen su aparente apatía y acudan el domingo a las urnas para apoyar alguna de las opciones políticas.
«Hace falta reflexionar una última vez y elegir. Es mejor no renunciar a este derecho constitucional (…). Somos nosotros los que vivimos en este país», publica en su portada el diario Den.
A pesar de la inestabilidad política y de las sucesivas crisis en Ucrania tras la Revolución Naranja de 2004 que tanto han decepcionado a los electores, se espera un índice de participación del 70%, según los últimos sondeos.
«Esta vez, no está tan claro como en el 2004», tanto para los seguidores del presidente de la República, el pro occidental Viktor Yushenko, como para los del primer ministro, el pro ruso Viktor Yanukovich, afirma el semanario Korrespondent.
Para esta publicación, las diferencias ideológicas entre unos y otros están en camino de ser superadas. «En los países democráticos, la elección es difícil. La división entre el blanco y el negro, entre el bien y el mal, sólo existe en los cuentos», publica.
En su último mitin, el viernes, Yanukovich pidió el voto en nombre de la «estabilidad», en lugar de sus adversarios «que crean crisis artificiales en lugar de puestos de trabajo».
Una de las figuras de la Revolución Naranja, Yulia Timochenko, ha augurado por su parte la rápida constitución de un gobierno pro occidental, confiada en una victoria de las fuerzas «democráticas».
El presidente Yushenko también se ha declarado favorable a una alianza entre su formación, Nuestra Ucrania-Autodefensa Popular, y el bloque que lidera Timochenko, rechazando cualquier pacto con su gran rival Yanukovich.
Yanukovich, que fue barrido por la Revolución Naranja tras el fraude electoral a su favor que se produjo en la elección presidencial de 2004, volvió con fuerza a la escena política tras las legislativas de marzo de 2006, ganadas por su partido.
Desde entonces, la presencia de los dos Viktor al frente del país ha estado marcada por una serie de choques, que han acabado desesperando tanto a los ucranianos como a los occidentales. La difícil cohabitación entre ambos acabó con la disolución del Parlamento el pasado mes de abril.
El Partido de las Regiones de Yanukovich encabeza las últimas encuestas con el 37% de los votos, mientras que el Bloque Timochenko conseguiría un 23% y el partido de Yushenko sólo el 13% de los votos.
Lo que parece claro es que ninguno de los tres partidos conseguirá la mayoría absoluta en el Parlamento y la futura gobernabilidad se decidirá en los pactos posteriores a los comicios.
Las tres fuerzas políticas se han mostrado favorables a la integración de Ucrania en la UE y de mejorar las relaciones con Rusia, de la que depende el aprovisionamiento de energía de Ucrania.
El principal punto de discordia es la adhesión a la OTAN: el presidente Yushenko es favorable, mientras que Yanukovich se opone a ella.