La prensa y los intelectuales egipcios culparon el miércoles con dureza al «lobby» judío y al «choque de civilizaciones» de la no elección del ministro de Cultura Faruk Hosni como director de la UNESCO, tras una campaña marcada por acusaciones de antisemitismo.
El diario Al-Ahram al-Messai (gubernamental) atribuye el fracaso de Hosni a «ataques indignos por parte de intelectuales judíos en Francia» y a los esfuerzos de zapa «del embajador estadounidense en la UNESCO, así como a los medios de información sionistas de Europa y Estados Unidos».
En la prensa de oposición, las reacciones son similares. El diario Al-Ahrar denuncia una «campaña feroz del gobierno norteamericano, bajo presión judía», para explicar la victoria el martes de la diplomática búlgara Irina Bokova.
Al-Masry al-Youm (independiente), considera que la batalla por la dirección de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) fue «determinada por un choque de civilizaciones» entre Occidentales y países en vías de desarrollo.
El consejo ejecutivo de la UNESCO eligió el martes a la búlgara Irina Bokova como su futura directora general, derrotando a Faruk Hosni tras cinco tensas votaciones.
El gobierno egipcio, que defendió arduamente la candidatura de Hosni, ministro de Cultura del país desde hace 22 años, permaneció en cambio discreto ante ese revés, dejando evidentemente la palabra a la prensa y a los intelectuales.
En París, el embajador egipcio, Nasser Kamel, se negó a especular al respecto. «Lo importante es el principio del diálogo de civilizaciones, establecer vínculos entre nuestra corriente cultural y quienes no han querido que (Hosni) sea director general», dijo en declaraciones a la AFP.
Pese a haber sido considerado favorito, la candidatura de Hosni se vio empañada por declaraciones hechas en 2008 en las que afirmaba que «quemaría él mismo» los libros israelíes que encontrara en Egipto.
Esa palabras y otras declaraciones anti-israelíes desencadenaron una fuerte oposición a su candidatura por parte de personalidades judías, empezando por el Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel y el filósofo Bernard-Henri Levy.
Hosni se disculpó por esas palabras, afirmando que habían sido sacadas de su contexto, y afirmó que no era antisemita, sin lograr disipar la polémica en el extranjero.
No bien se anunció su derrota, en los medios intelectuales egipcios se lavantaron voces contra el «movimiento sionista» y para denunciar la falta de consideración de los países occidentales hacia los países del Sur.
«Por vez primera, la campaña (por la elección en la UNESCO) fue política», declaró a la AFP Mohammed Salmaui, presidente de la Unión de Escritores egipcios.
«Es la primera vez que se produce tal polarización entre el Norte y el Sur. Es la primera vez que Europa se levanta contra el mundo árabe con tal ferocidad», declaró Gaber Asfour, alto funcionario del ministerio de Cultura.
El ministro egipcio de Cultura, Faruk Hosni, acusó este miércoles desde El Cairo a la UNESCO de haberse convertido en una institución «politizada», tras el fracaso de su candidatura al cargo de director general.
Este fracaso frente a la diplomática búlgara Irina Bokova se debe a que la institución se ha «politizado», declaró Hosni a su regreso de París, sede de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
«El candidato egipcio tenía en contra de él a todos los periódicos y las presiones sionistas», declaró a unos periodistas a su llegada al aeropuerto.
También reprochó al embajador estadounidense en la UNESCO el haberse «activado con fuerza y con todos los medios a su disposición» contra él.
La candidatura de Hosni estuvo envuelta en polémica por haber declarado en 2008 que «quemaría él mismo» los libros israelíes que hallase en Egipto.