Los que me han leído con anterioridad, sabrán que no soy abogado y están enterados que junto a un grupo de profesionales he llevado acciones en contra de la conspiración criminal por la autorización de “La Riviera” como una tienda libre de impuestos en el aeropuerto que ha venido a perjudicar a varias instituciones benéficas.
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Esta experiencia ha sido por demás interesante. He tenido la oportunidad de hablar directamente con jueces de distintas ramas, magistrados de la Corte Suprema; participé y expuse ante los magistrados de la CC en la Vista Pública del caso; también me he entrevistado con la Fiscal General, el Comisionado de la CICIG, con auxiliares fiscales, agentes fiscales, jefes de sección, etc. Hasta en la Embajada de los Estados Unidos me han atendido.
Me he topado con gente increíblemente honorable y diligente, pero también me he topado con gente haragana e inútil, además, me he topado con gente indudablemente corrupta y malintencionada. Sin embargo, puedo afirmar que las personas corruptas o malintencionadas son la minoría. De hecho puedo afirmar categóricamente que solo a dos personas puedo calificarlas como tales.
Estas dos personas laboran en el Ministerio Público. Uno laboraba en la Fiscalía de Delitos Económicos y el otro laboró en Fiscalía de Delitos Administrativos. Se trata del Lic. Mynor Oxon, a quien le dediqué una columna, “MP: Diario de una traición” (https://lahora.com.gt/index.php/opinion/opinion/columnas/178041-mp-diario-de-una-traicion) y el otro nefasto por su inacción es el Lic. Walter del Cid exjefe de la Fiscalía de Delitos Administrativos del MP, quien nunca movió un dedo y lo poco que se hizo fue para tapar el sol con el dedo.
Pasaron diez meses y ni siquiera pidieron una copia certificada del expediente que obraba en la Fiscalía de Delitos Económicos. A la fecha esa Fiscalía no ha hecho NADA. Parece ser que al Lic. Del Cid lo movieron a otra Fiscalía, a ver qué tal nos va con el nuevo fiscal de sección de Delitos Administrativos.
Estos profesionales se dedicaron a bloquear sistemáticamente la persecución penal de funcionarios y empresarios corruptos. Lo cómico fue entrar ayer a la oficina del Auxiliar Fiscal que lleva el caso en Delitos Administrativos y ver cómo esta estaba decorada de publicidad para la elección al Consejo del Ministerio Público de Oxom y Del Cid. En mis adentros pegué una carcajada y me dije: “Sin duda estoy en buenas manos”.
Después comenté con un Fiscal a quien considero honorable, que ¿cómo era posible? que de las únicas dos fiscalías en las que interactuado como querellante o denunciante, solo me he topado con dos personas que considero nefastas y esas son las dos personas que se postulan para la elección en el Consejo del MP. Riéndose me dijo: “Porque no conoce a todos los que se han postulado, uno peor que otro,… da vergüenza ver la lista de postulados. La gente buena no se mete, salvo raras excepciones.”
Lamentablemente ese es el constante en Guatemala. La gente buena es la que menos se involucra. Siempre me han dicho que una golondrina no hace verano. Claro que estoy de acuerdo con eso, pero si la gente buena no se involucra ¿Cómo va cambiar esta situación? ¿Cómo va cambiar Guatemala?
Realmente espero que los que eligen al Consejo del Ministerio Público elijan a las personas más idóneas. Lamentablemente el gremio de abogados en Guatemala es nefasto, de lo peor y en los últimos años han optado mayoritariamente por los abogados plegados a la corrupción, crimen organizado y cleptocracia.
Esto a luz de las próximas elecciones a las diferentes Magistraturas es nefasto y devastador para la democracia de papel que tememos y un paso más a la consolidación de la cleptocracia guatemalteca. ¿Hasta cuándo Guatemala? ¿Hasta cuándo?