El reciente asesinato en masa de 72 migrantes indocumentados, entre ellos cinco guatemaltecos, en el Estado de Tamaulipas, cerca de la frontera norte de México, resume la tragedia de muchos de los habitantes de América Latina, quienes desesperados por la pobreza, se arriesgan a marchar en busca de un destino mejor, pero con un alto peligro para su vida.
Esta masacre, es el ejemplo clásico del ejercicio de la violencia organizada, que pone de relieve la criminalización de la migración extranjera en México, igual o con más crueldad que la que se practica en Estados Unidos.
Don José Pinzón, Secretario General de la Confederación Central General de Trabajadores de Guatemala, CGTG, emitió un pronunciamiento sobre este doloroso suceso, el cual contiene importantes reflexiones.
Entre otras cosas, pregunta: «Â¿Y quienes son los que emigran? Luego responde: Por supuesto, no son los politiqueros, los presidenciables, los ex presidentes, los dueños de los medios de producción. No, son los excluidos, los miserables, «los condenados de la tierra». Los que no encuentran trabajo, salarios decentes y dignos, los que no tienen tierra para trabajarla y producir los alimentos, en fin, las mayorías».
El líder sindical señala que los que han gobernado y gobiernan a nuestras naciones, tienen mucha responsabilidad en toda esta situación, «por haber sido siempre, ciegos, sordos y mudos, ante el vía crucis de los emigrantes». .
Coincidimos plenamente con el pensamiento de don Pepe Pinzón, y quizá habría que agregar que si los pobladores de América Latina están agobiados por el hambre, eso es consecuencia de varios factores, entre ellos el saqueo de nuestras riquezas por parte de las compañías transnacionales con sede en los países imperiales.
Asimismo, la concentración de los ingresos en pocas manos, mientras la mayoría vive en condiciones deplorables. Esta es la grotesca realidad del sistema económico, político y social imperante en la región, en el cual lo que predomina es la codicia y el exagerado afán de lucro en beneficio de unas cuantas familias, mientras los que producen la riqueza: los trabajadores, están sumidos en la miseria, con salarios de hambre.
Hay que recordar que durante el período de la lucha por la independencia de los Estados Unidos, el señor Tomás Paine, uno de los principales ideólogos de la tendencia democrático burguesa de ese país, ya condenaba severamente la explotación capitalista. Además, caracterizó la propiedad privada como un mal social, base de la desigualdad. Conviene subrayar que Carlos Marx, el impulsor del comunismo, todavía no había nacido en esa época. Por consiguiente, el señor Paine, no era marxista, sino un gran patriota.