El Vaticano tendió una mano a China hoy al abogar por la «normalización de las relaciones» y la instauración «de un diálogo respetuoso y constructivo» con las autoridades de Pekín, por el bien de los católicos del gigante asiático fieles al Papa.
El llamamiento fue dado a conocer al término de una reunión sobre la situación de la Iglesia católica en China celebrada en el Vaticano por un grupo de altos prelados, encabezados por el número dos de la Santa Sede y brazo derecho de Benedicto XVI, monseñor Tarcisio Bertone.
Los participantes en el encuentro expresaron su «voluntad de avanzar en el camino de un diálogo respetuoso y constructivo con las autoridades gubernamentales, para superar las incomprensiones del pasado», precisó un comunicado vaticano.
Los asistentes también mostraron su «deseo de llegar a una normalización de las relaciones a distintos niveles con el fin de permitir una vida fructuosa y pacífica a la fe de la Iglesia y trabajar juntos por el bien del pueblo chino y la paz en el mundo», añadió la nota.
China y la Santa Sede no mantienen relaciones diplomáticas desde el reconocimiento de Taiwán por parte vaticana, en 1951.
Dos Iglesias católicas, cada una de ellas con millones de fieles, coexisten en China: una «patriótica», que depende de las autoridades del régimen comunista de Pekín, y otra clandestina, ligada al Vaticano.
Las ya delicadas relaciones sino-vaticanas empeoraron en 2006 debido a la ordenación de tres obispos de la Iglesia «patriótica» sin el aval de Benedicto XVI.
«El mayor obstáculo (…) es la omnipresencia de la Asociación Patriótica» que controla la Iglesia oficial china, afirmó este sábado la agencia de información religiosa Asianews, citando católicos chinos fieles al Papa.
El Vaticano, sin embargo, parece haber optado por la diplomacia, sobre todo para ayudar a los fieles al Pontífice.
«A la luz de la difícil historia de la Iglesia en China, se examinaron los problemas eclesiásticos más urgentes y graves» según «los principios fundamentales de la constitución divina de la Iglesia y de la libertad religiosa», rezó el comunicado del Vaticano.
En este contexto, Benedicto XVI –que no participó en la reunión, si bien estuvo «ampliamente informado»– decidió enviar una carta a los católicos chinos cuyo contenido no ha sido precisado.
La reunión en la Santa Sede duró dos días y sobre la misma no se filtró información alguna excepto el comunicado final.
Este último subrayó cómo en el encuentro se «tomó acto, con profundo reconocimiento, del testimonio luminoso ofrecido por los obispos, sacerdotes y fieles que, sin ceder a compromisos, mantuvieron su propia lealtad al sillón de San Pedro, a veces al precio de graves sufrimientos».
Los altos prelados vaticanos también se congratularon porque «actualmente, la casi totalidad de obispos y sacerdotes están en comunión con el soberano pontífice».
Numerosos religiosos fieles al Vaticano y al Papa han sido encarcelados en los últimos años por las autoridades de Pekín.
El diario de Hong Kong South China Morning Post publicó el jueves que el Papa autorizó el nombramiento del obispo de la diócesis de Cantón propuesto por Pekín, Gan Junqiu. La Santa Sede, por su parte, no confirmó esta información.