El vaso de leche y la necesidad de basar las polí­ticas públicas en evidencia


1 John Hoddinott, John A Maluccio, Jere R Behrman, Rafael Flores and Reynaldo Martorell. Effect of a nutrition intervention during early childhood on economic productivity in Guatemalan adults. The Lancet, Volume 371, Issue 9610, 2 February 2008-8 February 2008, Pages 411-416. Ver tambien: John A Maluccio, John Hoddinott, Jere R Behrman, Reynaldo Martorell, Agnes R. Quisumbing, and Aryeh D. Stein, 2006. The Impact of an Experimental Nutritional Intervention in Childhood on Education among Guatemalan Adults. FCND briefs 207, International Food Policy Research Institute (IFPRI), revised.

Diego Aycí­nena

Mucho se ha escrito recientemente sobre los planes del gobierno de sustituir el programa del vaso de leche por algún otro programa. Serí­a realmente triste que suceda lo mismo que tiende a suceder con este tipo de programas con cada cambio de gobierno, en donde el gobierno entrante sustituye programas o polí­ticas del gobierno anterior por aparente capricho.

Es por esto que quisiera hacer del conocimiento del Presidente y Vicepresidente, un estudio realizado por el International Food Policy Research Institute junto con el INCAP y varias universidades estadounidenses, que ha dado lugar a varios artí­culos cientí­ficos de sumo interés, uno de los cuales fue publicado recientemente en la prestigiosa revista médica británica The Lancet1. Los autores de este estudio presentan los resultados de una investigación pionera realizada en Guatemala, en la cual ofrecieron suplementos nutricionales a niños entre 0-7 años y evaluaron el impacto 25 años después (cuando estos «niños» ya eran adultos).

Los resultados de este estudio deberí­an ser de sumo interés para el debate actual. Lo más relevante es que los autores encontraron mejoras importantes en el capital humano (mejores capacidades cognitivas, mejores niveles de comprensión de lectura, mayor tamaño corporal, mayor educación, mayores ingresos, mayor productividad, etc.) entre los adultos que recibieron un suplemento nutritivo (basado en Incaparina) alto en energí­a y alto en proteí­nas cuando tení­an entre 0 y 3 años.

Esto tiene varias implicaciones para las propuestas del programa actual: En primer lugar, los efectos de este tipo de suplemento nutricional, tienden a ser inversiones sociales económicamente importantes a largo plazo para el paí­s. Segundo, existe una ventana de oportunidad entre los 0-3 años donde el suplemento nutricional tiene el impacto mayor y perdurable en la salud, crecimiento y desarrollo. Una vez pasada esta etapa, la ventana de oportunidad se cierra y las mejoras en nutrición pierden gran cantidad del impacto en el capital humano. Es decir que la idea de distribuirlo en las escuelas va a tener un alto costo en términos de impacto en capital humano. Tercero, la idea de utilizar Incaparina como la base del suplemento nutricional parece ser la opción más adecuada; sin embargo hay que tener en cuenta que el impacto a largo plazo disminuye sustancialmente al ofrecerlo a niños en edad escolar.

Este caso especí­fico nos viene a ilustrar varios aspectos importantes de la selección e implementación de polí­ticas públicas para Guatemala. Primero, la importancia de definir ex-ante de manera clara, concreta y especifica el objetivo de cada programa o polí­tica que vaya a implementar. El no hacerlo permite justificaciones ex-post de cualquier programa. Por ejemplo, este programa que fue establecido hace muchos años, puede ser justificado ahora como un medio de apoyo a la industria láctea nacional o puede ser utilizado ahora como un subsidio disfrazado de programa de alimentación escolar para apoyar a la industria láctea.

Segundo, vemos la importancia de basar las polí­ticas públicas en evidencia y no en caprichos ideológicos del partido gobernante o en favores de éste hacia algún grupo de presión. Podemos ver por ejemplo, cómo ha variado la polí­tica de reforzar la nutrición a nivel escolar, pasando por la «galleta nutricional reforzada» en los tiempos de Serrano Elí­as, el «desayuno caliente» repartido durante el gobierno de Arzú, y el «vaso de leche» introducido en el 2006 por la administración Berger -todo esto sin una evaluación de impacto rigurosa y objetiva.

Tercero, porque dadas las grandes necesidades de Guatemala y los limitados recursos con los que contamos, es de suma importancia medir y saber qué polí­ticas públicas funcionan y cuáles no. Es imprescindible tomar sólo polí­ticas públicas que sean efectivas -que como mí­nimo cumplan con los objetivos-, pero se debe ir más allá y seleccionar aquellas que sean las más eficientes -las que cumplan con los objetivos con menos necesidad de recursos.

Regresando al tema actual del vaso de leche, antes de decidir o proponer un cambio al actual programa, es necesario que el gobierno primero defina de manera clara, concreta y especifica cuál es el objetivo de dicho programa. Una vez definido el objetivo, deberá tomar una decisión acerca de cuál es la forma más eficiente para alcanzar dicho objetivo: Si el objetivo está orientado a combatir los efectos a largo plazo de la desnutrición infantil a temprana edad, la evidencia de un estudio serio y riguroso sugiere que un suplemento nutricional basado en Incaparina (aplicada a niños de 0-3 años) puede ser el mecanismo más eficiente. Por el contrario, si el objetivo es apoyar a la industria láctea, es probable que un subsidio directo a los productores más eficientes sea el mejor mecanismo.

El gobierno actual está en una etapa inicial donde todaví­a goza de un nivel relativamente alto de popularidad. Serí­a ideal que el Vicepresidente aproveche sus conocimientos médicos, sus contactos y reputación en la rama médica estadounidense, para que algunos de los autores de este estudio asesoraran el rediseño de este programa. Si esto último es mucho pedir, ojalá que al menos el gobierno aproveche este valioso estudio y tome en cuenta las implicaciones de los hallazgos del estudio.