Carlos Rafael Echeverrí­a Quintana y Juan Bauer Alonzo presentan, «El último barquito de papel», como un aporte cinematográfico, donde se aprecia esa cultura urbana pocas veces ilustrada.

«El último barquito de papel» es una producción guatemalteca, escrita por Carlos Rafael Echeverrí­a Quintana, una realización y fotografí­a de Juan Bauer Alonzo, dirección de estos dos guionistas y cineastas, quienes imponen un nuevo realismo cinematográfico nacional guatemalteco.

Carlos Rafael Echeverrí­a Quintana y Juan Bauer, han unido esfuerzos y talento para realizar una serie de cortometrajes presentados en diferentes reuniones socioculturales, canales de televisión por cable en varios departamentos de la República y cine foros. La mayorí­a de estas puestas en escena fueron filmadas en video y editadas como pelí­culas.

«Se pegó un tiro», «Frenesí­», «Un infeliz y loco amor», «Una muerte por otra» y «El último barquito de papel» en versión de corto y largometraje, son algunos de los proyectos realizados en conjunto.

Sinopsis

«El íšltimo Barquito de papel» es la historia contada, en el 2028, por el capitán de un barco pesquero a su tripulación. Con mucha emoción, les platica de su abuelo Salomón, al que llamaba Mi Capitán; quien creó para el narrador, cuando éste tení­a apenas doce años de edad, una fantasiosa existencia en una imaginaria goleta anclada en el Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala, la que en realidad era uno de los apartamentos del Pasaje Rubio.

Salomón fue un hombre soñador, muy noble y de principios muy humanitarios los que se pueden apreciar en cada mensaje, cada consejo que como lobo de mar le da a su grumete, como llama a su nieto Rafael.

«Grumete: No permitas que te tiren por la borda, no dejes que nadie te lleve a puertos equivocados, atrévete a navegar por los mares de la vida pero debes mantener firme el timón de tu nave… y prepárate a navegar por ese inmenso mar de la eternidad y disfrútalo mientras se acuerden de ti?»

Esta pelí­cula retrata un Centro Histórico diferente, limpio, casi desconocido para la mayorí­a de ciudadanos que transitan a diario por sus principales calles y avenidas. El fino humorismo con que se deshojan la injusticia, el amor y el costumbrismo romántico de la sociedad, conservando un estilo muy particular y citadino guatemalteco.

El actor Salomón Gómez es el abuelo y realiza una actuación muy profesional, tan propia al personaje, como si hubiera sido creado para él. Julio Pérez Eufragio actúa como Rafael, ya de capitán, y quien cuenta la historia.

Luis Alberto Solares actúa como el pequeño grumete de doce años; el actor, pese a su corta edad, impone un estilo muy propio y especial.

Ivette Carolina Monney es Francis, la joven que Salomón ayuda y protege; es la dulcinea del viejo lobo de mar, ese amor platónico e inalcanzable, pero que guarda toda una inspiración muy paternal.

Manuel Vargas actúa como el viejo dueño del restaurante «El Portalito», donde trabaja Salomón y Francis; ambos le hacen la vida imposible a don Miguel que, como patrón, es un déspota y explotador de sus empleados.

Los mensajes sociales basados en la experiencia cotidiana de una sociedad muy conservadora, pone a reflexionar al espectador.