El tsunami del regreso a clases


Por sus efectos lesivos a la indeleble economí­a hogareña, hago este sí­mil, en realidad, Padres de familia soportan el crí­tico y descomunal egreso monetario, que deja su huella marcada. En tanto propietarios de librerí­as gozan de un baño de beneficioso. Todo por la educación de sus hijos que apunta a su preparación y desarrollo.

Juan de Dios Rojas

Esta situación insoslayable genera momentos de suma dificultas. Apenas medio salen de un estado festivo y emocional que induce Navidad y Año Nuevo, deben enfrentar otro muy diferente. De la alegrí­a y jolgorio se ven en forzamiento y obligación de apurar el trago amargo de un presupuesto a nivel del asombro, a donde el dinero huye demasiado.

Los negocios de ramo atinente a los útiles escolares son tomados por asalto. Acuden presurosos y congojados padres de familia en la obligada búsqueda de esos materiales, entre otros; textos, láminas, cuadernos diversos; crayones, pinturas. Una gama que provoca interrogantes al menudeo, sin posibilidad de convencimiento y explicación.

No queda ahí­ al problema, en vista que, además, exigen uniformes y prendas para educación fí­sica; calceta, calzado de vestir y tenis. Sale a la luz exigencias al por mayor, empero el rendimiento no se ve. ¿Para que tanto pedido, si al final queda sin uso? ¿Acaso desconocen que actual circunstancia de crisis choca? Deseable es la moderación.

Nadie ignora que los útiles escolares de marras tienen uniformes precios elevados. Razón por la cual, el retorno a clases significa el fenómeno natural del Tsunami. Año con año, como en una caja de resonancia, se disparan demasiado. Sin embargo, el sector padres de familia debe hasta empeñar alguna pertenencia con tal de superar dicha carga gigante.

Ante la inexperiencia de controles de precios de parte de las autoridades, dejan la puerta abierta de par en par a las empresas de librerí­as y similares. Eso convertido en cantaleta que es el propio mercado quien los fija, son puras pamplinas. El sencillo mecanismo de la oferta y la de manda no satisface credibilidad, tampoco llena las expectativas.

Por otro lado es un hecho verí­dico que los connacionales son malos administradores de su dinero. Hoy ni siquiera vemos la posibilidad de ahorro, capaz de ser el soporte indispensable para entrarle de lleno al asunto. Pero resulta que ya no es posible el hábito fugado, debido irremisiblemente a la crisis que solo lo remitió a la historia.

El panorama en sí­, es desalentador. De allí­ que el aludido tsunami conformado a tientas por solventar, sea como sea los presupuestos del inmenso e inmediato regreso a clases, implica quedarse sin dinero en el hogar. Deja en cueros a jefes de familia. Sobre todo cuando son varios los vástagos inscritos en el sistema escolar oficial o privado.

Responde el asunto dificultoso a ser llamado también, mes de los cuadritos a enero, inicio de actividades. Pese a que las inscripciones fueron hechas desde octubre en los planteles sin esperar resultados de evaluaciones se consideraron promovidos los alumnos. Significa que el siguiente paso es obtener los útiles.

La publicidad gubernamental del presidente Colom, repite hasta el cansancio en los medidos la gratitud de la educación. Aparecen los peros, por cuanto no reciben a tiempo la dotación de útiles, inclusive la valija didáctica llega muy avanzado el ciclo lectivo.

En resumen desde el inicio del año escolar devienen antes que los beneficios y logros, sendas escabrosas. Ponen con el alma en un hilo al sector respetable de padres de familia. Mismos que no obstante hacer incontables sacrificios, no hay modo puedan salir del embrollo monetario, considerado un verdadero tsunami.