La primera norma que debiera aprender todo aquel que por necesidad, oportunidad o vocación se hace cargo de la delicada misión de servir de enlace entre una entidad u organismo y la opinión pública, es aquella que por las circunstancias repetimos muy seguido en Guatemala: «No se puede tapar el sol con un dedo». Lo anterior es por demás importante y aún más valiosa cuando se requiere de información clara, precisa y verídica en casos de emergencia ya fuera en accidentes graves o cuando se viven las actuales consecuencias de la erupción del volcán de Pacaya y la tormenta Agatha en nuestro país.
Por consiguiente el vocero de una entidad responsable de asuntos específicos no puede afirmar, así por que sí, que el nombre de una de las víctimas del accidente aéreo recientemente ocurrido en la ciudad capital sea completamente distinto al que realmente falleció, dado que el error cometido bien pudo provocar tremendo drama familiar e incluso haber generado otro tipo de consecuencias. Tampoco el vocero de una entidad descentralizada del gobierno central, puede afirmar a voz en cuello que el 50% la ciudad capital está limpia de la arena que cayó sobre la misma durante la erupción del volcán Pacaya, cuando los vecinos que atravesamos la ciudad de norte a sur, de oriente a poniente y viceversa, en los momentos de escuchar tal afirmación por la radio y luego la leemos en medios escritos, constatamos que dicha afirmación no es más que una tremenda mentira. Podrían aducir los voceros que se han visto «obligados» a decir lo que en realidad no existe o dar otra excusa similar sin embargo, debieran hacerle ver a quien le haya dado tan absurda orden, que está cayendo en gravísimo error, pues literalmente se lleva entre los pies a la misma entidad, también a quien la dirige y a todos los miembros de la misma, pues la verdad queda a la vista más temprano que tarde. Un ejemplo de lo anterior ocurrió recientemente cuando un día el vocero de la entidad responsable de no estar dotando de agua potable a la ciudad aseguró que en 48 horas dicho servicio quedaría restablecido sin embargo, tres días después ha vuelto a decir exactamente lo mismo, dejándolo mal parado y totalmente desprestigiada a la entidad que representa. Es sabido por todos que la diferencia entre el hombre y los demás animales radica en su inteligencia, de ahí que el primero requiera elegir bien para no acabar mal; respetar la realidad; respetarse a sí mismo; abrir bien los ojos y aprender a mirar. Todo ello es forzosamente necesario si se quiere hacer el bien y evitar el mal. De ahí, la necesidad imperiosa porque los voceros siempre actúen dentro de principios eminentemente éticos, comportándose dentro de una conducta digna en busca de lograr el bien y desarrollando el arte para conseguirlo.