El traslado de reos


Editorial_LH

Todos los días se realizan audiencias a las que se cita para comparecer a los reclusos de distintos centros penales del país y por lo tanto se tiene que realizar su traslado circulando en medio del denso tráfico de vehículos que es característico de nuestro país. Lo ocurrido ayer es una muestra de cuan riesgoso resulta ese cotidiano ejercicio porque viendo cómo los criminales se han vuelto cada vez más brutales e insensibles, da pavor que pueda producirse un ataque en el que salgan heridos o muertos automovilistas o pasajeros de otros vehículos.


Hace mucho tiempo se viene hablando de la necesidad de adecuar en los centros de detención lugares donde puedan realizarse esas audiencias, no sólo para impedir que los delincuentes peligrosos puedan escapar al ser trasladados o que sean rescatados por sus cómplices, sino precisamente para evitar que personas inocentes puedan correr riesgos. En la salida de la ciudad conocida como Carretera a El Salvador (o simplemente Carretera como se dice en forma más snob), están situados muchísimos colegios y millares de alumnos son transportados diariamente por buses escolares o autos particulares de sus casas a los centros de enseñanza. En esa misma ruta están también los más importantes presidios y es normal ver que junto a los buses escolares van las caravanas de patrullas y autos de presidios lo que significa un latente peligro que se repite una y otra vez todos los días hábiles del año.
 Nuestro régimen carcelario es un verdadero asco, no sólo por la corrupción que campea en todos los presidios, sino porque en las cárceles se mezclan y conviven los que están guardando prisión preventiva y sujetos a juicio con los reos de algún delito que ya están cumpliendo la sentencia correspondiente. Todos los privados de libertad, sin importar si están o no condenados, tienen que rendir tributo al régimen de corrupción existente y que en mayor o menor medida (según el sapo es la pedrada) tienen que pagar a los reclusos y carceleros, que se reparten el jugoso botín. De rehabilitación y reinserción a la sociedad ni hablemos porque las cárceles lo único que enseñan son maestrías en el crimen.
 
 Pero es indispensable que la Corte Suprema de Justicia y el Ministerio de Gobernación establezcan rápidamente acuerdos para evitar ese constante traslado de presos de los centros carcelarios a la sede de los tribunales. Hay tecnología y medios para realizar esas audiencias sin necesidad de tener que desplazar a los reclusos, sobre todo viendo el riesgo en que se pone a miles de personas y especialmente a los alumnos de tantos colegios.

Minutero:
No es que estén allí “sentadotes”
los doctores que reclaman;
 es que no bastan sus dotes
 para dar cura a los que claman