El tifón más poderoso del año azotó hoy el centro de las Filipinas, lo que generó deslizamientos de tierras y cortes del servicio eléctrico, así como en las comunicaciones en varias provincias. Al menos cuatro personas murieron.
El tifón Haiyan barrió el archipiélago de este al oeste —especialmente las islas de Samar, Leyte, Cebú y Panay— y castigó a las poblaciones costeras con vientos superiores a los 200 kilómetros (125 millas) por hora. Casi 720 mil personas tuvieron que evacuar sus hogares.
Debido a la interrupción de las comunicaciones, hasta el momento era imposible precisar la cifra exacta de víctimas y los daños. Por lo menos dos personas murieron electrocutadas en accidentes causados por la tormenta, mientras que otra falleció al ser alcanzada por un árbol caído, dijeron las informaciones oficiales.
El gobernador de Leyte del Sur, Roger Mercado, dijo que el tifón causó deslizamientos de tierra que bloquearon carreteras, arrancó árboles y dejó sin tejado muchas de las viviendas cerca de su residencia.
La copiosa nubosidad y torrenciales lluvias hicieron que el día se tornara casi tan oscuro como la noche, agregó.
«Ante semejante escenario, sólo se puede rezar, rezar y rezar», dijo Mercado a The Associated Press por teléfono, y agregó que los alcaldes de la provincia no habían llamado para reportar mayores daños.
«Espero que eso signifique que no les pasó nada y no al revés», insistió. «Mi peor temor es que haya una pérdida masiva de vidas y bienes».
Los meteorólogos dijeron que Haiyan tenía vientos sostenidos de 235 kph (147 mph) y ráfagas de 275 kph (170 mph) cuando tocó tierra. Eso lo convierte en el tifón más poderoso en lo que va del año, indicó Aldczar Aurelio, de la oficina meteorológica gubernamental.
Eduardo del Rosario, director de la agencia de respuesta a emergencias, dijo que un tifón de fuerza similar que azotó las Filipinas en 1990 provocó la muerte de 508 personas y dejó a 246 desaparecidas, pero esta vez las autoridades ordenaron evacuaciones cautelares y otras medidas para minimizar la pérdida de vidas.
Las autoridades de las Filipinas, país que suele ser castigado por unos 20 tifones y tormentas tropicales al año, han realizado en los últimos años más preparativos para reducir las muertes. Los anuncios de los servicios públicos son más frecuentes, al igual que las advertencias del presidente y funcionarios de alto rango, transmitidas regularmente por radio, televisión y las redes sociales.
Los gobernadores provinciales y alcaldes han adoptado una participación directa durante la crisis, en las que supervisan evacuaciones e inspeccionan refugios, así como las gestiones para la acumulación de alimentos básicos y suministros de socorro.
Para las 5 p.m. del viernes, el tifón —uno de los más potentes hasta ahora— estaba centrado al oeste de la provincia de Aklan, en la isla de Panay, a 320 kilómetros (200 millas) al sur de Manila, tras barrer la isla turística de Boracay.
Los meteorólogos dijeron se adentrará en mar abierto al sur de la isla de Mindoro el viernes por la tarde y el sábado por el sur del Mar Meridional de China, con dirección a Vietnam.