“El tesoro de la Catedral Metropolitana”


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Este gran libro publicado en el año 2005 gracias al generoso aporte del Banco Industrial, nos presenta en trece secciones profusamente ilustradas la historia y los tesoros de la Catedral de la Ciudad de Guatemala. Titulado “El tesoro de la Catedral Metropolitana/ Arte e historia”, este precioso volumen, cuya editora y coautora es la distinguida señora Ana María Urruela Villacorta de Quezada, es un tratado que contiene y explica con amplitud los bienes artísticos y religiosos de la Catedral y del Palacio Arzobispal, mostrando su historia, arquitectura, pintura, orfebrería, escultura, retablos, textiles, el gran órgano de tubos, la música y el mobiliario.

Grecia Aguilera


Su portada, nítida cubierta que protege la obra, ostenta un detalle del óleo sobre lienzo del siglo XIX que se titula “Cristo de los Ángeles”. Fue realizado por Juan José Rosales (1751-1816) quien se inspiró en una estampa del pintor francés Charles F. Le Brun (1619-1690). Cada uno de los afligidos rostros de los ángeles manifiesta en su mirada el martirio, la flagelación, tortura y tormento que sufrió el “Jesucristo Dios Hombre”, antes de su muerte. Observo la elegante pasta del libro en color negro que combina perfectamente con el título de la obra en letras impresas en dorado brillante. Abro el ejemplar en la sección de “Orfebrería”, escrita por Roberto Andreu Quevedo, que comprende una crónica del conjunto de piezas de orfebrería de la Catedral. En la página 155 se ilustra con fidelidad y detalle la custodia llamada “La Preciosa”, denominada así por su gran calidad artística y por las piedras preciosas que la conforman. Esta espléndida joya cuyo cuerpo es totalmente labrado en oro, está exquisitamente decorada con rubíes, diamantes, esmeraldas y amatistas. Es realmente maravilloso observar en esta ilustración la magnificencia de la custodia, en donde refulge el sol con sus rayos lisos intercalados con tembleques y terminados con hermosos rosetones de esmeraldas. Su magnificencia exalta al Espíritu Santo, energía divina, materia universal. La cruz de remate es de filigrana. Por un lado sostiene once rubíes y veintisiete brillantes y por el otro lado posee noventa y un brillantes. La excelsitud de la cruz corresponde al símbolo que Constantino recordaba con ansias al elevarla “por este signo venceréis” y que en la clepsidra de los siglos significa la perpetuidad suprema del cristianismo. En las páginas 168 y 169 se describen los ornamentos de la ‘Virgen del Socorro’ que tiene en su haber diversas alhajas. Por su importancia mencionaré por ejemplo un espléndido broche de oro en forma de lagartija que según lo anota en sus crónicas Domingo Juarros en 1696: “…se conserva con todo cuidado, y se le pone a Nuestra Señora en el vestido.” La salamandra significa el triunfo del poder divino sobre el mundo terrenal y profano. El broche ostenta cuatro esmeraldas en su dorso y una cadena con esmalte que se junta con una argolla. El capítulo número seis escrito por Ana María Urruela Villacorta de Quezada, está dedicado a la escultura y relata la historia de la Virgen del Socorro o “Virgen de la Leche”. En la página 172 se contempla una solemne ilustración de esta venerable imagen, símbolo de honorabilidad y dignidad de la figura femenina. Real y majestuoso ha sido el homenaje de Banco Industrial a la Catedral de la Ciudad de Guatemala con la publicación de esta eminente obra “El tesoro de la Catedral Metropolitana”, la cual es una magnífica contribución, no solamente para la comunidad católica de Guatemala y el mundo, sino también para investigadores, intelectuales y todas aquellas personas que desean conocer con detalle acerca de los bienes históricos y artísticos de Guatemala.