Este precioso volumen se encuentra en librería Sophos de la Ciudad de Guatemala. Nos presenta en nueve capítulos profusamente ilustrados la historia de la Ermita de El Calvario de La Antigua Guatemala y es un perfecto homenaje al Santo Hermano Pedro de San José de Betancur, arteria vital en el devoto pulso de quienes lo hemos comprendido, percibido y admirado invariablemente en nuestro tiempo. Fue entregado en diciembre de 2009, en el Hotel Vista Real en la Ciudad de La Antigua Guatemala. Abro el libro «El Tesoro de El Calvario/ Patrimonio de La Antigua Guatemala», en la página número 8 y leo con gran emoción la dedicatoria: «Los coautores dedicamos este libro al Santo Hermano Pedro de San José de Betancur (1626-1667), por sus altos méritos espirituales y sociales. í‰l es nativo de Tenerife, Islas Canarias e insigne hermano tercero franciscano, quien vivió en Santiago de Guatemala. Fundó su magna obra benéfica después de los cuatro años (1654-1658) que residió como devoto sacristán y jardinero, en la Ermita de El Santo Calvario, tema de esta publicación multidisciplinaria. Su canonización efectuada en Guatemala por Su Santidad Juan Pablo II, el 30 de julio de 2002, fue un merecido reconocimiento a sus grandes logros en diversos campos y múltiples virtudes, por ejemplo haber sido: precursor del servicio social en el Nuevo Mundo; fundador del primer hospital de convalecientes en América; fundador de la primera escuela de alfabetización; médico innato de cuerpos y almas; promotor de las posadas y los nacimientos navideños y, fundador de la Orden Religiosa de los Bethlemitas. Por éstas y muchas más obras, con la humildad que siempre le caracterizó, dedicamos a su memoria nuestras investigaciones aquí publicadas, acerca de la iglesia que él mismo ayudó a construir como albañil». El capítulo quinto, es para mí una de las secciones más hermosas del libro; está escrito por el Microbiólogo Miguel F. Torres, y se titula «El Esquisúchil o írbol del Santo Hermano Pedro en el Jardín de El Calvario, Patrimonio Cultural de Guatemala». El capítulo se divide en: «El esquisúchil en la í‰poca Prehispánica»; «El Santo Hermano Pedro, Jardinero de Dios»; «Botánica del esquisúchil en Guatemala»; «Reproducción del esquisúchil en Guatemala»; «Conservación del antiguo esquisúchil del jardín de El Calvario» y «Remodelación del jardín de El Calvario en el año 2002 y perspectivas». El capítulo completo evoca y describe perfectamente este magnífico árbol como resultado de una meticulosa investigación, que nos presenta muy claramente las razones por las cuales el Santo Hermano Pedro lo sembró en el «Jardín de El Calvario». También nos relata con detalle cómo los fieles esperan pacientemente que caiga una de sus flores para luego ostentarla como una auténtica reliquia. Este frondoso árbol es una verdadera demostración del amor que el Santo Hermano Pedro sentía por la Naturaleza; es parte fundamental del entorno y se ha convertido en un símbolo de protección, fervor, constancia, fortaleza, honor, bondad, fortuna y sobre todo esperanza para todas aquellas personas que poseen convicción y fidelidad. Enseguida comparto con ustedes mi composición poética dedicada al Santo Hermano Pedro: «Va llevando/ caminando/ humilde/ pregonando/ sosiego y esperanza/ entre torres y atalayas./ Ancestrales campanarios/ mamparas de los vientos/ iluminan su paciencia/ péndola y liturgia/ consteladas./ Va llevando/ caminando/ humilde/ pregonando/ virtud y misticismo/ más allá del monasterio/ así la salamandra/ quilates de oro/ se tornó./ Esquisúchil aflorado/ de níveas florecillas/ enjoyado/ testigo esmeralda/ prodigioso descendiente/ del Santo Hermano Pedro/ de San José de Betancur.»