Guatemala está enfrentando situaciones de mucha importancia en una coyuntura especial. Mientras el Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Nación se encuentra desfinanciado y tiene que recurrir a préstamos para paliar los vacíos financieros, se presentan crisis como la de los menores migrantes y la del terremoto que afectó a miles de ciudadanos en el área occidental del país que requieren de una atención inmediata, eficiente y eficaz.
Pero el problema principal, aparte de la voluntad política de enfrentar estos temas así como los permanentes problemas que nos aquejan como Estado, es la aplicación de todas las medidas que hagan que la inversión y la atención sea con verdadera transparencia y no con las prácticas que justificando la emergencia se vuelven una piñata para funcionarios involucrados.
Mientras se lleva al Congreso de la República la aprobación de un Estado de Calamidad que permita que se ejecute gasto y se asignen fondos para proyectos sin llenar los requisitos de la Ley de Compras y Contrataciones del Estado, a los guatemaltecos nos invade un temor con respaldo porque aun cuando entendemos que este es momento de asistir a quienes están necesitados, no entendemos cómo hay quienes han aprovechado coyunturas similares para hacer sus negocios.
Es por ello que recalcamos que una práctica transparente es muy importante. No tenemos los fondos para garantizar el funcionamiento de las instituciones estatales en las condiciones normales, por lo que hay que ser cuidadoso con el uso de cada centavo para sacarle el máximo provecho posible.
Les queremos recordar a los funcionarios públicos que lo que están gastando no es su dinero, sino el dinero de todos los guatemaltecos. Ellos saben que cuentan con una institución de caricatura como la Contraloría General de Cuentas de la Nación que no sirve para nada, donde su titular pasó por aire durante todo su período aparentando que Guatemala es el país menos corrupto porque no hizo una sola denuncia de los casos serios e importantes de corrupción que en sus narices se cometen. Evidentemente, el Congreso que es el otro “ente fiscalizador” tiene menos que hacer en ese rol cuando sus mismos miembros andan con los ojos abiertos a ver qué parte del pastel les toca.
Debemos estar atentos porque en la urgencia, en la necesidad, cuando se colocan los fondos y los métodos para facilitar la atención a las personas, es cuando los más inescrupulosos vienen a llevarse el dinero que tanta falta nos hace. El tema de la transparencia es fundamental.
Minutero
Cuando unos en la pena
y otros van a la pepena,
es en verdad importante
que el pueblo esté vigilante