El State of the Union


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De acuerdo a la Constitución de los Estados Unidos de América, el Presidente de aquel país está obligado a rendir un informe periódico que regularmente hace en forma de discurso ante el pleno del Congreso y el pleno del Senado en la capital federal de la unión. El desarrollo de la tecnología en las décadas recientes ha permitido que el discurso sea transmitido en vivo por distintos medios a todo el pueblo americano así como a muchos rincones de todo el mundo.

John Carroll


El pasado martes por la noche, el Presidente Obama rindió su informe anual como es costumbre, informe que además es considerado siempre de mucho significado político por ser de las pocas ocasiones en la que se reúnen los tres poderes del Estado.

Por la importancia que tiene el State of the Union, los presidentes han aprovechado históricamente la ocasión no solo para informar de las generalidades del país sino también es utilizado por el presidente para dar luces de su agenda política y legislativa de cara al resto del año en curso.

Esta vez no fue diferente, el presidente Obama mostró sus extraordinarios dotes de orador y el profundo don carismático que le caracteriza. Sin embargo es importante analizar lo que las palabras del mandatario del país más poderoso e importante del mundo muestran de aquella nación y del entorno mundial total.

Cada vez que escucho a Obama me sorprende cómo Estados Unidos ha caído de cabeza en la vieja trampa del estado benefactor. Da tristeza ver que las políticas colectivistas han permeado y están para quedarse en la sociedad norteamericana. Es increíble el parecido que tienen las políticas actuales de los Estados Unidos de América y la Europa de 1990, la agenda progresista ha avanzado muchísimo y hoy en día ocupa lugares en el espectro ideológico norteamericano que solo hace unos años era dominado con firmeza por el corazón conservador del pueblo norteamericano. Estados Unidos no es más la catedral del capitalismo, hoy su Presidente habla ante los otros poderes del gobierno pidiendo abiertamente que se legisle para incrementar el salario mínimo en forma significativa. Identifica la desigualdad económica como un problema troncal de la sociedad y lo que es más grave, propone medidas político-gubernamentales para resolverlo con más redistribución.

También afirma con orgullo que el gobierno interviene en el sistema educativo para dar más y mejor educación infantil. No analiza qué sería del sistema educativo si su diseño e implementación estaría en manos de los padres y no en las decisiones discrecionales de los políticos.

Cuenta historias de “empresarios exitosos” que no son más que parásitos muy bien conectados para aprovechar prebendas y ayudas del señor gobierno que apoya y profundiza un sistema mercantilista inmoral. Pareciera ser que el nuevo estándar americano de empresario exitoso es aquel que logra el éxito con la ayuda directa del gobierno.
 
Habla maravillas del sistema del Obamacare sin aceptar ante su pueblo que sus ofrecimientos están muy lejos de la realidad y además borrando de un plumazo el rotundo fracaso que ha resultado su implementación.

Trata de impulsar nueva legislación para el control de armas preocupado por episodios de violencia pero no valora el uso de armas como instrumento de protección en manos de sus habitantes y menos parece interesado en atacar causas de raíz como la fracasada guerra contra las drogas.

El punto es que Estados Unidos se aleja cada vez más de los principios que lo convirtieron en el país más poderoso del mundo precisamente por la poca intromisión del gobierno en los asuntos privados de los individuos.