¿Qué relación puede existir entre un allanamiento en un sector de la zona 18, el descuartizamiento de una mujer, un asesinato ejecutado en una cárcel del país, el ataque a tiros contra una familia, un femicidio, el secuestro de una niña, un litro de leche y un hombre a quien todos conocen como «el Smurf»?
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A simple vista resultaría difícil conectar cada uno de los hechos arriba descritos, no obstante, las investigaciones realizadas en una serie de crímenes ocurridos en la zona 18 llevaron a la Fiscalía de Delitos Contra la Vida del Ministerio Público (MP) a formular una hipótesis: ningún hecho está aislado de «el Smurf».
Pero las indagaciones de la Fiscalía también revelan otros dos aspectos: El poderío que el jefe de una pandilla sigue teniendo aunque no esté en su territorio y la escasez de control que las autoridades penitenciarias del país han tenido para vigilar a las organizaciones delictivas dentro de las prisiones.
Según la hipótesis planteada por el MP, el hombre que está directa e indirectamente vinculado a esa serie de hechos es Rudy Francisco Alfaro Orozco, alias «el Smurf», quien guarda prisión desde 2007 por supuestos hechos de extorsiones y asesinatos de pilotos.
Aunque para la Fiscalía la relación de hechos es sólo una hipótesis, existen pruebas que lo fundamentan, como las declaraciones testimoniales en calidad de anticipo de prueba de testigos de los crímenes, y la confesión de dos personas ejecutoras de uno de ellos; entre otros elementos.
A criterio de Sandino Asturias, analista de seguridad del Centro de Estudios de Guatemala (CEG), todos los crímenes pudieron haberse evitado si el Sistema Penitenciario (SP) implementara controles efectivos de los privados de libertad.
«El Smurf»
El hombre central de esta historia es llamado por los miembros de su pandilla «el Smurf», quien actualmente es investigado por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala por el delito de femicidio. Su caso fue el primero en ser investigado por la Fiscalía especial de la entidad internacional y el primer caso por ese delito, luego de aprobada la Ley específica.
Pero los anteriores son apenas unos datos; «el Smurf» es, según el MP, el jefe de una de las «clicas» con mayor poder de la zona 18, los LSC (Pequeños Sicópatas Criminales, por sus siglas en inglés), integrada particularmente por menores de 18 años.
Según las investigaciones, la clica liderada por Alfaro Orozco delinquía bajo su supervisión pese a que éste se encontraba guardando prisión por diferentes hechos, entre ellos extorsiones y asesinatos de pilotos. «Ningún crimen se ejecutaba sin su consentimiento u orden», explicaron a la fiscalía los testigos.
INVESTIGACIONES
Alfaro Orozco fue aprehendido en enero de 2007 por diversos hechos, no obstante, continuó delinquiendo según lo que ha logrado constatar la Fiscalía que lo investiga.
Los primeros sucesos investigados en su contra se relacionaron a extorsiones, asaltos a buses y asesinatos contra pilotos, pero, meses después el MP lo ligó al secuestro de una niña y al asesinato de una mujer en la zona 18.
Según esa investigación, Alfaro Orozco ordenó -desde la prisión- a dos pandilleros secuestrar a su propia hija y asesinar a su conviviente. Así, el líder de la clica citó a Ruth Rucún, su ex conviviente, al barrio Colombia, zona 18, a donde ella acudió acompañada de su hija y de su amiga María Conoz Xiloc.
Ahí las esperaban dos pandilleros que le arrebataron a la pequeña y les dispararon a las mujeres. En el hecho perdió la vida su amiga y la sobreviviente denunció el crimen en el MP. La menor fue recuperada por las autoridades un año después de ese suceso.
Fuentes de la Fiscalía de Delitos Contra la Vida aseguraron que existe otro expediente abierto contra Alfaro Orozco por asesinato, pues en una ocasión durante su visita conyugal asesinó a golpes a una de sus convivientes. Aunque las autoridades del Sistema Penitenciario trasladaron de inmediato a la víctima hacia un centro asistencial, esta ya había perdido la vida cuando recibió atención médica.
SERIE DE SUCESOS
En marzo de 2009, los cuerpos de socorro dieron aviso de un macabro hallazgo: los restos de una mujer que había sido decapitada fueron encontrados en un terreno baldío de la zona 18. La víctima fue identificada como Ilsi Mariela Pablo Castro.
Por ese hecho enfrentan actualmente juicio Gedalia Canté Véliz, Marta Elizabeth Mancilla y Rosa Xabaj Zurdo, dos de las cuales confesaron haber participado en el asesinato.
Un joven de 16 años, apodado «el Mosco», fue condenado a seis años de prisión por haber coordinado y ejecutado el asesinato de Pablo Castro.
Una semana antes del macabro asesinato de Pablo Castro la familia de una mujer conocida por esa pandilla como «Eli» fue ametrallada en la zona 18, cerca del lugar en el que opera la clica del «Smurf».
Un día antes que dos de los familiares de «Eli» fueran asesinados la Policía Nacional Civil allanó esa zona y encontró un buzón de armas que aparentemente era utilizado por esa pandilla liderada por El Smurf.
Tres días más tarde detienen al supuesto pandillero llamado Hilmer Ismael Coc, alias «el Skiny», quien fue asesinado (ahorcado) esa misma noche en el Centro de Prisión Preventiva para varones de la zona 18.
Pero, ¿cuál es la relación que tienen esos hechos con «el Smurf»?, ¿quién es el pandillero apodado «el Mosco»?, ¿quién era la mujer que fue descuartizada?, ¿por qué asesinarla de ese modo tan sanguinario?, ¿quién es «el Skiny» y por qué fue asesinado a su ingreso a la cárcel?
KEYLA Y «EL SMURF»
Para explicar la relación entre esta serie de crímenes se hace preciso citar a una mujer: Keyla Leonela Contreras Ruano, esposa del «Smurf», quien actualmente enfrenta proceso por doble asesinato y doble tentativa de asesinato.
La Fiscalía solicitará en los próximos días 140 años de prisión contra Contreras Ruano, pues consideran que fue la autora intelectual del crimen contra la familia de «Eli». Pero la historia de Keyla no empieza así…
Keyla fue una pieza clave para que la fiscalía pudiera definir finalmente la estructura operacional de la banda de los LSC y relacionar finalmente los hechos que arriba se han descrito.
DOS SEMANAS DE CRíMENES
El 6 de febrero del año 2009, la Policía Nacional Civil ejecutó un allanamiento en la colonia El Renacimiento, Zona 18; durante esa acción los agentes realizaron varias capturas por posesión de drogas y armas ilegales.
Sin embargo, el hecho que fuera el origen de toda esa serie de crímenes fue el buzón de armas que la PNC encontró en una casa abandonada a la que los miembros de la pandilla llegan únicamente a planificar los delitos. En el lugar encontraron armas de gruesos calibres, municiones y granadas.
» «El Smurf» pensó que alguien nos había puesto el dedo y pensó que había sido la Eli», relata una de las declaraciones de los testigos del MP. Y así fue; a raíz de esa sospecha del pandillero sobre un «informante» dentro de la clica, «el Smurf» ordenó a Keyla, su esposa, que asesinara a la pandillera conocida como «Eli».
En cumplimiento de esa orden, el 10 de febrero de 2009, Keyla y otros integrantes de la pandilla llegan a casa de «Eli» a las seis de la mañana para asesinarla; para ello, la conviviente del «Smurf» ordena al pandillero conocido como «el Skiny» que se encargara del crimen.
«El Skiny» y otros dos pandilleros coordinados por Keyla ingresan a la vivienda con ametralladoras y disparan contra todos los integrantes de la familia. En el hecho pierden la vida Rosa Angélica Cárcamo Vásquez y Mario Javier Ordóñez Monroy. Sonia Vásquez López y José Velasco Oscal sobreviven al ataque.
Lo que los sicarios no imaginaron fue que mientras huían de la escena del crimen iban a ser vistos por «Eli», quien minutos antes había salido a comprar un litro de leche a una tienda que estaba a una cuadra de su casa; por lo que pudo ver cuando Keyla, «Skiny» y otros pandilleros salían, armas en mano, de su vivienda.
«EL SKINY»
El 13 de febrero de 2009, tres días después del asesinato de la familia Cárcamo Vásquez, la PNC ejecuta la aprehensión de Hilmer Ismael Coc, alias «Skiny», segundo líder al mando de la clica. La fiscalía del MP consigue que el juzgado de turno ordene prisión preventiva en su contra por posesión de armas y drogas.
Sin embargo, a su ingreso a la prisión de la zona 18, «el Skiny» es asesinado la misma noche por orden del «Smurf», según las declaraciones de testigos.
Los declarantes dieron cuenta que «el Smurf» había creído que «el Skiny» puso sobre aviso a «Eli» sobre un plan para asesinarla, lo que habría provocado que saliera de su casa para evitar ser acribillada; esa fue una razón suficiente para que el líder de los LSC diera la orden de matar al «Skiny»; quien murió ahorcado esa misma noche dentro de la cárcel.
«EL MOSCO»
Sin la presencia física del «Smurf» y con el asesinato del «Skiny», el lugarteniente de la pandilla era un menor de 18 años apodado «el Mosco», quien lideró la banda criminal durante un tiempo.
Ante las cada vez más constantes capturas de los integrantes de la pandilla, «el Smurf» desde la cárcel seguía creyendo que había una persona que le daba información a la PNC. Esta vez pensó en Ilsi Mariela Pablo Castro.
La declaración de un testigo revela que «el Smurf» llamó por teléfono al «Mosco» y le pidió directamente asesinar a Pablo Castro, quien creía que daba información que permitía la desarticulación de la pandilla.
ILSI MARIELA
Hasta ese momento, «el Mosco» no entendió por qué debía asesinar a Ilse Mariela, con quien llevaba algunos meses de noviazgo; la sorpresa del pandillero fue cuando el jefe de la clica le dijo que quería asesinarla porque era novia del «Skiny» y ese vínculo hacía que sospechara de ella.
La Fiscalía presume que es de ahí donde vino la brutalidad y la saña con que fue asesinada la joven; lo que respalda con la declaración de un testigo protegido que estuvo en ese asesinato: » «El Skiny» sólo dijo que la matáramos y que la violáramos (…) pero «el Mosco» estaba maleado porque se enteró que era novia del «Skiny» y nos dijo que la descuartizáramos», detalló un testigo.
Por ese brutal crimen enfrentan juicio tres mujeres, dos de las cuales confesaron haber estado presentes en el asesinato de Ilse Mariela, y quienes reconocieron que las órdenes las daba «el Mosco», mientras hablaba por teléfono con «el Smurf».
OPINIONES
Consultado José Canastuj, Fiscal de Delitos Contra la Vida que litiga en el caso de la muerte de Ilsi Mariela y contra Keyla, afirmó que estos hechos son contundentes y que hay declaraciones de testigos que lo constatan.
No obstante, el Fiscal afirmó que la conexión de esos hechos podrían funcionar únicamente como una hipótesis, «aunque bien fundamentada», indicó, debido a que cuentan con las declaraciones de no menos de cinco testigos que estuvieron presentes en los asesinatos.
Canastuj indicó que no podía dar más detalles de los hechos, debido a que aún están bajo investigación, y en ellos están envueltos testigos protegidos.
Sandino Asturias, analista en temas de seguridad del CEG, considera que este tipo de crímenes pudieron haberse evitado si el Sistema Penitenciario (SP) implementara controles efectivos de los privados de libertad.
«Hay una responsabilidad del Gobierno en estos hechos porque tenemos tres años que la Ley del SP fue aprobada y no se ha implementado; hay una prohibición expresa para no tener celulares en las cárceles», indicó Asturias.
A decir del analista, la creación de una cárcel de máxima seguridad regula ese tipo de hechos pero cada prisión debe tener un protocolo dependiendo del tipo de población carcelaria que en ella exista
«Entonces, teóricamente, tendrían que tener la posibilidad de mayores controles en cualquier centro, pero el problema es general», comenta Asturias.
Testigo
Sandino Asturias
CEG